Los obispos españoles defienden en un documento con motivo del 50 aniversario de la Conferencia Episcopal Española (CEE) su trabajo como constructores de paz, reconciliadores, defensores de los derechos humanos, en un tiempo "apasionante", pero cargado de "profundas transformaciones" y "tensiones". También piden perdón por las veces que no han estado "a la altura".

"La CEE ha desarrollado su tarea en un periodo de profundas transformaciones tanto en lo eclesial como en lo social, cultural y político. Asumimos nuestra responsabilidad y nuestro papel en un tiempo apasionante, cargado de tensiones, pero también de expectativas y de promesas", subrayan en el texto, presentado ayer al término de su 107 Asamblea Plenaria.

Según recuerdan, a lo largo de estos 50 años han vivido "la instauración de un sistema democrático constitucional, el desarrollo de un pluralismo creciente, el mayor protagonismo y diversidad de las comunidades autónomas y la irrupción de corrientes de pensamiento y de modelos de vida diferentes, cuando no distantes de la tradición cristiana".

Aseguran que han querido ser "constructores de paz, buscando la reconciliación entre todos los españoles, la superación de las heridas del pasado y la unión esperanzada de todos por el logro de un presente y un futuro mejor para la entera sociedad".

Por ello, justifican que han tenido que hacer discernimientos sobre la situación moral de España y de sus instituciones. Precisamente, destacan que han afrontado las relaciones con la comunidad política y con grupos culturales de diferente ideología "en actitud sincera de diálogo".