La Fundación de Huérfanos del Cuerpo Nacional de Policía realiza una labor desconocida para la inmensa mayoría de los ciudadanos, como es aportar ayuda económica y asistencial a los hijos de agentes que han perdido a alguno de sus progenitores. En días pasados, el presidente de esta organización, el comisario Gonzalo Alonso, participó en actos en Santa Cruz de Tenerife y en Las Palmas de Gran Canaria para divulgar o recordar la labor de apoyo que se lleva a cabo, para concienciar a muchos policías de cómo pueden implicarse en ese proyecto solidario, así como mantener un encuentro con algunos beneficiarios de esta iniciativa.

Alonso manifestó a EL DÍA que, "durante los años de la crisis, muchos agentes se han dado de baja" en su apoyo a la Fundación. En los últimos ejercicios, nada menos que 11.000 funcionarios policiales han dejado de aportar dinero para dicha causa. En 2012 fueron 4.000 los que dejaron de ayudar y en 2015 cesaron en su apoyo unos 600. Aún así, la Fundación recibe actualmente las aportaciones de 39.000 policías.

Un agente de escala básica aporta mensualmente entre 5 euros, mientras que la ayuda de un comisario asciende a ocho.

Gonzalo Alonso explica que "atendemos a 1.218 huérfanos menores de 30 años y 315 tienen alguna discapacidad".

Hasta que los beneficiarios tienen 24 años reciben ayudas económicas mensuales; entre 24 y 27 años se les ofrecen becas para el estudio, en función de otros ingresos familiares y resultados académicos". Y entre los 12 y 30 años pueden asistir gratuitamente a actividades de ocio y tiempo libre, donde conocen e interactúan con otros jóvenes en su misma situación. Por ejemplo, acuden a campamentos de inglés en España o a proyectos de inmersión lingüística en el extranjero.

"Es de gran ayuda para nuestros hijos"

La pérdida de un padre o una madre genera, con frecuencia, problemas en los hijos. La Fundación, según Alonso, ofrece también ayuda a los jóvenes a través de psicólogos, una educadora o una trabajadora social. Al acto del pasado miércoles en el salón de actos de la Comisaría Provincial de la calle Robayna acudió un policía, Pepe Viñoli. En el año 2007 perdió a su esposa. Este miembro del Cuerpo Nacional de Policía comenta que la Fundación "es de gran ayuda para nuestros hijos". Y explica que "no siempre hay conciencia" de la necesidad de una entidad de este tipo. Señala que "no piensas que nos puede pasar a nosotros, hasta que nos pasa". En el acto también estuvieron el joven Eloy Cuesta y su madre. Cuesta es hijo de un agente fallecido. La viuda del policía indica que la Fundación "hace una labor magnífica". Cada mes, este huérfano recibe de la institución mencionada una aportación de 320 euros, similar a la que brinda el Estado. En los últimos tres años, dicho joven ha tenido la oportunidad de viajar al extranjero, concretamente dos veces a Dublín y una a Frankfurt para aprender idiomas. La madre de Cuesta indica que "la aportación de los agentes no es mucha para los beneficios considerables que genera cuando se necesita". Viñoli apunta que la figura maternal es muy importante para los hijos y las aportaciones de la Fundación a los menores o los jóvenes es relevante para su desarrollo y formación como personas en una etapa crucial de su vida.