Las quemaduras solares de segundo grado, especialmente en la infancia, multiplican por dos las posibilidades de desarrollar un melanoma, tumor de la piel que tiene una incidencia de entre 8 y 9 casos anuales por 100.000 habitantes y que, aunque en un 85% de los casos se cura, en el 15% restante tiene un mal pronóstico.

El dermatólogo Ricardo Fernández de Misa, coordinador de la Unidad Multidisciplinar del Melanoma del Hospital de La Candelaria, indicó en una entrevista que aunque no se puede ser "fundamentalista" con el sol, está prohibido quemarse y querer estar moreno por una cuestión estética.

Fernández de Misa señaló que no es infrecuente ver quemaduras de segundo grado -que producen ampollas- por la exposición al sol y subrayó que hay que desterrar "por pernicioso" el concepto de querer estar moreno, porque lo único que se consigue es acumular rayos ultravioleta "y a los dos días se está otra vez blanco".

El melanoma es un tumor que se deriva de la malignización del melanocito, la célula que da color a la piel, produciendo la melanina y que también forma los lunares.

Representa el cuatro por ciento de los tumores de piel pero es el que más fallecimientos produce.

Advirtió de que frente a la creencia popular, la mayoría de los melanomas no aparecen sobre lunares sino que se trata de lesiones nuevas, que en los hombres suelen ser más frecuentes en la espalda y en las mujeres en las piernas.

Aunque los rayos solares es la causa más conocida de la aparición de este tipo de tumor, no es el único factor, pero sí el que el paciente puede manejar, según el especialista.

No obstante matizó que hay melanomas que salen donde jamás se ha tomado el sol, como en el intestino, el cerebro o la vagina, aunque el 99 por ciento aparecen en la piel.

Según el dermatólogo, desde 2011 se ha producido un avance espectacular en el tratamiento de este tumor con la aparición de nuevos fármacos que permiten niveles de supervivencia prolongados para pacientes con enfermedad metastásica.

No son tratamientos perfectos, porque cuando el melanoma produce metástasis se complica y el pronóstico es malo, señaló el especialista, quien no obstante subrayó que los nuevos fármacos ofrecen unos resultados con los que hace unos pocos años "ni soñábamos".

Un grupo de estos fármacos incluye una terapia dirigida a una modificación molecular que presenta aproximadamente la mitad de los tumores y otro grupo actúa aumentando los mecanismos de defensa para luchar contra las células cancerígenas.

Fernández de Misa reconoció que el coste de estos fármacos, que en el momento actual se dirigen a los pacientes con melanoma metastásico, es alto, pero lo asume el sistema público sanitario.

Explicó que aunque son los rubios, de piel blanca y ojos claros el sector de la población con mayor riesgo, los morenos no deben "ni mucho menos" bajar la guardia en cuestión de protección solar.

Hay que evitar exponerse al sol a las horas de mayor radiación, apuntó Fernández de Misa y señaló que el 60 o 70 por ciento de los melanomas se diagnostican en estadíos iniciales.

Insistió en que ante cualquier señal de alarma, como la aparición de una nueva lesión en la piel de color negro, con picor o sangrado, se debe acudir al médico y apuntó que la edad media de aparición del melanoma es los 55 años.

El especialista señaló que el daño crónico solar no es tan importante en el desarrollo del melanoma sino en el de otros tumores de la piel y recordó que el más frecuente es el basocelular.

Cuatro casos de melanoma ocular por millón

Un 85% de los melanomas oculares se localizan en la uvea (capa vascular entre la retina y la esclera), siendo el tumor intraocular más frecuente del adulto.

En España según el registro de cánceres del año 2006 hay 4 casos por millón de habitantes /año.

El melanoma uveal se puede localizar en la parte anterior del ojo (afectando al iris y/o al cuerpo ciliar) y, en la parte posterior (afectando a la coroides). Siendo este último el de aparición más frecuente (80%).

Su diagnóstico depende de la localización. Los que afectan al iris se descubren de forma precoz por la presencia de una tumoración hiperpigmentada o lunar que aumenta de tamaño e incluso puede deformar la pupila, provocar glaucoma o catarata sectorial. Los que afectan a la coroides (capa uveal detrás de la retina), se descubren de forma más tardía.