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Uno de los atractivos más perversos de mis largas estancias en Madrid es, sin duda, la búsqueda infatigable de "cosas" de las Islas en la capital de España. Aunque uno a veces está deseando salir de Canarias, en mi caso permanentemente deseo volver. Me invade algo así como un sentimiento trágico de la distancia: nos ahogamos en Canarias, pero nos gustan las cadenas de las Islas. Lo último importante que encontré en Madrid fue un grabado de Óscar Domínguez