"Un angelito vino a cenar con nosotros". Esta frase resume la alegría que vive desde ayer la familia González Kollmann, que recibió a su tercer integrante a las 1:30 horas del día primero de 2009.

La pareja formada por Alexander González Afonso y Ana Kollmann esperaba la llegada de su primogénito para el día 27 de enero. Pero el parto de adelantó, y es que "ya decía que venía antes", añade ella. Y eso que hay quien dice que las primerizas se suelen retrasar más allá de las 40 semanas de gestación. Afincados en el municipio de Los Realejos, acudieron a cenar a la casa de la nueva abuela paterna, en Tacoronte, para celebrar el fin de año.

Sobre las 20:00 horas del 31 de diciembre, sin tiempo para comerse las uvas, Ana rompió aguas. Esta señal bastó para trasladarse hasta el Hospital Universitario de Canarias, donde, después de cuatro horas, tuvo lugar el alumbramiento. "Nació como un campeón", comenta lleno de orgullo Alexander, que arropa a su vástago entre sus brazos sin quitarle la vista de encima ni un momento. Es más, mientras habla, con su mano derecha se atreve a acariciar los pies del pequeño, que pesó 3,360 kilos y midió 45,5 centímetros, como si de una figurita de porcelana se tratara.

Cuando los periodistas preguntan a la pareja qué le piden al nuevo año para su bebé, Alexander responde que "me quedo con este regalito", mientras que Ana pone sus ojos en su pequeño, mientras mantiene la cabeza recostada en el padre de la criatura, para desear que 2009 traiga "amor, suerte, que todo vaya bien. Que salga adelante".

Y llegó Samuel

El primer niño nacido en un hospital público de la provincia tinerfeña es hijo de un empresario lagunero y una alemana que se dedica al mantenimiento de una finca rural en Los Realejos, ambos de unos 25 años de edad. "Una buena mezcla", afirma la nueva abuela materna, Roswitha, para añadir que es una familia multicultural. De hecho, explica, la mayor de sus cinco hijos ("tres hembras y dos varones", como dicen aquí"), entre los que se encuentra Ana, está establecida en Santa Cruz con un joven turco.

Por la convergencia de diferentes lenguas en esta pareja que se conoció hace más de un año y medio era necesario buscar un nombre que no sonara mal ni en castellano ni en alemán y que, a la vez, tampoco tuviera traducción. Samuel atiende a esas premisas.

Poco después del mediodía de ayer, los nuevos padres, con su bebé, junto a la abuela y una tía maternas, y otra paterna, recibieron la visita de los medios de comunicación, mientras Míriam, la mayor de los tres hermanos de Alexander, echó mano de su cámara de fotos para sacar a los reporteros gráficos. Así, mientras unos inmortalizaban el nacimiento del primer bebé nacido en la provincia tinerfeña, Míriam tomaba imágenes para dentro de unos años explicarle a Samuel la que armó.

"¿Quién nos lo iba a decir?", se decían Ana y Alexander inundados de paz interior ante los incesantes flashes de las cámaras de fotografías y focos de televisión.

Dos minutos después de la medianoche venía al mundo en el Hospital Materno Infantil de Gran Canaria el primer isleño, otro fruto de la familia intercultural. Hija de padres eslovenos afincados en el Archipiélago, la pequeña pesó 3,930 kilos y midió 53 centímetros. Luego transcurrió casi una hora y media para que naciera Samuel, en Tenerife, y así Canarias tuvo su parejita de 2009.

Tal vez el descenso de la natalidad justifique que el Hospital Universitario de Nuestra Señora de La Candelaria recibiera su primer alumbramiento, un parto por cesárea, a las 9:00 horas de la mañana, cuando vino al mundo una niña de 3,790 kilos. Tardó más en llegar la cigüeña a Lanzarote, que a las 10:40 horas recibía a su otra pequeña, de 3,780 gramos. De los cuatro primeros partos canarios, ganan las féminas tres a uno.