Javier González de Durana lleva algo más de un año al frente del rumbo artístico del TEA, periodo del que, en general, realiza una lectura positiva ya que en lo personal el experto bilbaíno está "satisfecho" y, en lo profesional, estima que "el TEA está funcionando a plenitud de facultades después de diez meses de actividad".

Sin embargo, Durana es consciente de que queda mucho camino por recorrer porque el centro de arte contemporáneo tinerfeño apenas lleva un año abierto y "la vida de los museos se mide en siglos o, como mínimo, en décadas".

-¿Qué balance realiza de este año y dos meses al frente del TEA?

-Dividiría esta experiencia en la faceta personal y profesional. En la primera estoy encantado, fue una decisión muy correcta venir a Santa Cruz y, en la segunda, también, lo que ocurre es que trabajar es vencer dificultades y uno siempre quisiera tener más éxitos de los que a veces consigue.

-¿Cómo ha funcionado el TEA estos meses?

-El centro artístico está siendo utilizado por la sociedad tinerfeña de forma intensa. Ha habido una excelente ósmosis entre los ciudadanos y la institución. A diez meses de su inauguración, el TEA funciona a plenitud de facultades, utilizando todos sus rincones, con una programación que cambia a un ritmo rápido y encadenado, sin tiempos muertos. Esto no quiere decir que nos durmamos en los laureles, sino al revés, la autocrítica interna es permanente para seguir mejorando.

-¿A qué se refiere?

-Queremos tener relaciones más intensas con otros museos que cuentan con un nivel que está un poco por encima del que el TEA tiene de momento. Aunque nosotros no somos muy visibles aún, intuimos el tipo de posición que podemos alcanzar en unos años en el mapa de los museos de arte contemporáneo de España y Europa. Deseamos establecer relaciones con los museos que vislumbramos que están un poco por encima del espacio natural que se nos puede estar reservado por estar en Tenerife, por el presupuesto económico que tenemos y la dimensión de las instalaciones desde las que trabajamos. Estas tres cuestiones te abocan a un determinado posicionamiento porque, además, el mundo de los museos es muy clasista puesto que hay centros que no se relacionan con cualquier otro. Este es el caso de los nacionales como el Pompidou, el Reina Sofía o el Prado. Aún somos demasiado nuevos, pero estamos forjando nuestra posición. Ya recibimos llamadas de centros de Suiza e Inglaterra pidiendo colaboraciones, pero aún no somos tan visibles para hacernos patentes a museos norteamericanos o brasileños.

-¿En qué posición estaría entonces el TEA?

-Para responder a esa pregunta hay que ver primero donde están otros. Aún es muy temprano, sólo hemos hecho siete muestras y, además, si hubiera tenido otro presupuesto, hubiera hecho otras exposiciones. La programación es una cuestión de pragmatismo, es decir, que no hecho la programación que he sido capaz de imaginar, sino la que he podido pagar. Este año ha sido económicamente difícil para nosotros, al igual que para todo el mundo. Es nuestro primer año y no tenemos una plantilla laboral consolidada. Tenemos muchas carencias y limitaciones como para poder definir una posición, pero creo que estamos en una situación embrionaria que nos emparejaría, si seguimos esta trayectoria durante años, al nivel del Artium de Vitoria o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Si trabajamos en esta línea, estaremos por delante de otros museos que han podido ser en el pasado timbres de gloria como el IVAM de Valencia. Nos sentimos por delante de ellos haciendo proyectos más atractivos, aunque su nombre y presupuesto les hace ser más visibles. Pero hay que tener en cuenta que hablamos de un trabajo de décadas, la vida de los museos se mide en siglos o, como mínimo, de décadas.

-¿Qué previsiones presupuestarias maneja para 2010?

-No parecen ser muy buenas y todo apunta a que pueden ser peores que las de este año. Es posible que el año que viene el presupuesto público que tenga del Cabildo no se ajuste a la programación que he elaborado y ello supone, también dentro de mi labor como director, que tendría que buscar patrocinadores privados para que permitan convertir en viable la programación que ya está sobre el papel. Quizá no pueda abordar económicamente el programa de 2010, que es cualitativamente superior al de este año.

-¿Ha conseguido fidelizar a patrocinadores privados?

-La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, de capital público, quiere seguir trabajando con nosotros, así como Bancaja, con inversión privada. La Caixa también colaborará con nosotros en 2010.

-¿Qué planes tiene para las salas de exposiciones en 2010?

-Aún hay proyectos por cerrar pero puedo adelantar que habrá una exposición de varias obras pertenecientes a un coleccionista privado de la Península de piezas muy actuales y que engloban todo tipo de estilos. También se exhibirá la colección fotográfica privada de la Fundación Ordóñez-Falcón, depositada recientemente en el TEA, y estamos pendientes de una tercera muestra que está por cerrar, también de un particular.

-Con estas exposiciones, además de la que se exhibe ahora sobre México, perteneciente a la colección Coppel, sería la tercera muestra de piezas de coleccionistas privados.

-Sí, ha sido un encadenamiento de colecciones privadas cada una orientada en una dirección distinta. A estas alturas se podrían sacar conclusiones museísticas en el sentido de que están saliendo una serie de comportamientos coleccionísticos privados que están teniendo repercusión en los museos públicos.

-¿Tiene en mente las próximas adquisiciones para la colección permanente del TEA?

-No hay presupuesto para compras, de ahí que me haya lanzado al enriquecimiento de la colección por la vía de los depósitos. Entiendo que hay prioridades, y que es más importante abrir un hospital que comprar un cuadro, pero lo que no compremos ahora los adquiriremos dentro de veinte años más caro. Tiene haber al menos una pequeña partida cada año para compras porque si no, la colección se momificaría, se quedaría muerta sin venas de contacto que la nutran de actualidad.

-¿Le preocupa?

-Sí, mucho, porque un museo tiene su razón de ser en la colección y ésta es su columna vertebral, la que justifica todas las actividades que se hacen. Si la colección se deja encerrada sin poder seguir siendo elocuente con lo que pasa en el mundo se crea un pergamino seco que habla de un tiempo pasado que puede ser interesante, pero se convierte en un museo de historia. Y este es un museo de arte contemporáneo, y tiene que tener un pie puesto en la actualidad.

-Así que de momento el TEA se nutre de los depósitos.

-Que remedio, pero lo más previsible es que estas piezas se vayan cuando el coleccionista muera ya que los herederos suelen reclamarlas. Así perderemos el momento histórico de las obras que estarán en el mercado en el futuro a otro precio. De la misma manera que estamos pagando otro precio por los Domínguez que no se compraron hace 25 años. Lo que no compremos ahora lo compraremos más caro en el futuro.

-¿Qué tiene que decir sobre la cesión al Reina Sofía de los cuadros de Domínguez "Retrato de Roma y "Máquina de coser electrosexual"?

-"Retrato de Roma" está en un almacén del Reina Sofía porque hay una causa judicial abierta sobre su propiedad. Y "Máquina de coser electrosexual" no ha pasado por Canarias ya que fue directamente de la casa de subastas en Londres a Madrid, porque si hubiera viajado a Canarias hubiera tenido que pagar muchos impuestos y, además, nunca se ofreció al Cabildo. La historia de estos dos cuadros es una historia de política y de dinero, no de arte.