MAÑANA será el último día de 2009 y pasado mañana comenzará una nueva década, la de 2010. Lo mejor será interiorizar lo de "Don´t worry be happy" que viene a significar algo así como "No sufras, sé feliz". Es el título y la letra principal de una canción humorística del compositor de jazz Bobby McFerrin, que fue la primera canción a capela en llegar al número uno en la lista de los "Billboard Hot 100" en los Estados Unidos, manteniendo esa exigente posición durante semanas. El título es tomado de una famosa frase de Meher Baba, que fue un maestro espiritual indio, aceptado por muchos como uno de los mayores gurús de la era. El tipo dijo una verdad como un templo. Inténtalo, colega.

Independientemente de este meritorio horizonte y parto mental, se tratará de sobrevivir y de hacerlo lo mejor posible. Refiriéndose al enemigo, en este caso llamándolo "desaceleración acelerada", también alguien dijo: si son muchos, nos marchamos; si son pocos, nos escondemos, y si no hay ninguno, vamos contra ellos. Pues igual, las cosas continúan sin pintar bien en el plano económico; hay que medir y dar los pasos con tiento.

En realidad, nadie sabe de qué forma precisa se va a incrementar el latido del muerto, con lo que, en este caso, lo de "partir el año" que se dice aquí en Canarias tendrá más sentido que nunca. El mundo entero partirá el año.

El tironcito hacia arriba va a depender especialmente de que la demanda de bienes y servicios que, al fin y al cabo en este mundo globalizado es la madre de todas las variables y sobre la cual se asienta la esperanza de recuperación, se incremente de forma apreciable. Necesitamos consumo, mucho consumo, que vengan los turistas, que falte plátano en los mercados, que falte tomate en las mesas, que la gente compre pisos como loca y que las calles bullan siempre como en estas fiestas.

Pero lo siento, muchos nos tememos que el camino de 2010 será un poco demasiado lento, de lamer heridas y de cimentar lo descimentado para que una inflexión futura pueda ser propicia. Se supone que se ha inyectado al sistema un montón de liquidez, tanta que en otras circunstancias haría peligrar la estabilidad de los precios, pero ni con esa, con el hospitalizado en la UCI, el encefalograma sigue sin presentar picos de esperanza. Sigue monitorizando un registro obcecadamente plano por el escaso movimiento de compra-venta y todavía en ninguna parte ha reaccionado el enfermo consecuentemente. Alemania, Alemania, ni siquiera ellos han sacado de la habitación al convaleciente.

En el pesebre todavía lo que se impone es hacer un ERE (Expediente de Regulación de Empleo). Para nadie es un secreto que en todos los belenes hay más pastores que ovejas, parece absurdo, pero siempre ha sido así. Con uno solo, según marca la Ley, pastores eléctricos (cercas electrificadas) y algún perro con experiencia se puede tirar. Es sorprendente también la cantidad de artesanos: el herrero, el panadero, el de la leña, el carpintero (haciendo una desleal competencia a San José, que ha cogido la baja paternal), el tendero..., y, sin embargo, hay que analizar los pocos clientes que hay.

Es duro, pero no queda otro remedio. En su lugar, hay que contratar un chino, que en un pequeño comercio venderá los objetos importados. (Si el chino decide subcontratar 15 menores o ilegales, será su problema). El chino se hará cargo también de la posada. Además, últimamente habían llegado quejas de atención al cliente por parte de José y María. La posada podría funcionar con el sistema de cama caliente. Suprimidos casi todos los pastores, no tiene sentido la figura de un ángel anunciador. Se sustituye por un anuncio luminoso, en donde además se pueden poner ofertas. Con un solo rey es más que suficiente, para llevar el oro, el incienso y la mirra. Se eliminan dos reyes, dos camellos y los pajes. Sería conveniente mantener a Baltasar para no ser acusados de racistas; además es posible que quiera trabajar sin estar de alta. Se puede estudiar, también, la posibilidad de dejar tan solo el incienso y vender el oro y la mirra a otra compañía, ya que debemos de reducir al máximo la inversión en regalos de empresa.

Esperemos que para el próximo pesebre las cosas cambien un poquito y puedan verse de manera diferente.