"Esto sí que es un regalo de Navidad", decía ayer orgulloso Andrés, el flamante padre de Emilio, el primer tinerfeño nacido en 2010 en un hospital público de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, concretamente en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC).

El niño que estrenó la nueva década en la Isla pesó 3.220 gramos al nacer y midió 51,5 centímetros. De naturaleza tranquila, no dejó de dormitar mientras los periodistas y fotógrafos se arremolinaban en torno a sus padres para captar la feliz y tradicional estampa de cada año.

La pareja formada por Andrés e Irina, naturales de Moldavia pero afincados en Guaza (Arona) desde hace alrededor de diez años, estaba radiante de felicidad. El nacimiento de un niño sano es siempre motivo de alegría, pero si, además, era tan ansiado como Emilio, mejor que mejor. Tres años llevaban intentando que Irina quedara embarazada. La joven y primeriza madre se estrenó ayer y con honores.

Alrededor de las 11:00 horas del pasado día 31 de diciembre, Irina sintió las molestias propias del parto, a pesar de que la fecha inicialmente prevista era dentro de seis días. Emilio no quería esperar más y finalmente nació, de parto natural, a las 01:10 horas de la mañana del día primero de 2010, convirtiéndose así en el primer tinerfeño del nuevo año.

Además, el primogénito de Irina y Andrés se llama Emilio en honor de su abuela materna. "Mi madre se llama Melania y Emilio es muy parecido", advierte la joven madre, que reconoce encontrarse algo cansada, pero inmensamente feliz.

Mientras, en el exterior de la habitación, los familiares esperaban pacientemente con ramos de rosas en las manos y las cámaras fotográficas echando humo para inmortalizar a Emilio, que nada más nacer se convirtió en el principal objetivo de los medios de comunicación.

Poco después del mediodía de ayer, tras digerir el repentino interés mediático que atrajo el nacimiento de su primer hijo, Irina y Andrés ya pudieron descansar y centrarse, única y exclusivamente, en el verdadero valor del milagro de la vida que representaba la figura de Emilio en sus brazos.

Rocío, la primera canaria

Escasamente 25 minutos antes de que Irina diera a luz al pequeño Emilio, se había producido en el Hospital Universitario Materno Infantil de Gran Canaria el nacimiento de Rocío, exactamente a las 00:44 horas, la primera niña nacida en el Archipiélago. La niña pesó 3.200 gramos y midió 50 centímetros de talla. Además, tanto la madre como la niña se encuentran en un buen estado de salud.

Asimismo, en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) no tuvo lugar ningún nacimiento durante las primeras horas de este nuevo año que comienza, por lo que hubo que esperar a las 8:40 horas de ayer para que viera la luz un varón en este complejo hospitalario.

Tampoco en los hospitales públicos de las islas de Lanzarote, La Palma, La Gomera y El Hierro se dio ningún nacimiento durante las primeras horas del primer día del año. Por último, en el Hospital General de Fuerteventura, el primer nacimiento tuvo lugar a las 02:02 horas, por cesárea. Se trató de un varón que pesó 4.050 gramos y midió 50,5 centímetros. De padre sevillano y madre canaria, el pequeño se llama Jorge.

Por último, y como curiosidad, el último niño de 2009 en Tenerife nació en el HUC y se trató de una niña, de nombre Nayara, que nació a las 23:23 horas del día 31, a poco más de media hora de las campanadas de medianoche.

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Nació a los siete segundos de 2010

Barcelona, Valencia y Zaragoza han sido las ciudades donde se produjeron los primeros nacimientos del nuevo año en España, el primero de todos una niña en Barcelona, que llegó al mundo a los siete segundos de iniciarse 2010. La niña, de nombre Graciela, nació en el hospital de San Joan de Déu, en Esplugas de Llobregat (Barcelona), siete segundos después de la última campanada, y pesó 3,180 kilos. Graciela es hija de Lucrecia Akeng, natural de Guinea Ecuatorial, y de padre catalán, Rafael Noguera, un chófer que está en paro desde hace un año y medio. Ambos viven en el pueblo de Collbató (Barcelona). Quince segundos después de iniciarse el nuevo año nacía otra niña, Berta, con un peso de 3,2 kilos, en el hospital de La Ribera de Alzira, en Valencia, al mismo tiempo que un niño, de nombre Alejandro, en la Clínica de Montpellier de Zaragoza y que estaba previsto que naciera el día de Reyes.