El arquitecto José Ángel Domínguez Anadón, considerado como el "padre" del PGO de Santa Cruz del 1992, planeamiento urbanístico al que se le atribuye parte del contenido del documento que el próximo lunes, día 4 de enero, se elevará a pleno para su aprobación definitiva, y no exento de polémica y enfrentamientos, ha asegurado que no está siguiendo todo este asunto porque le parece "penoso", pues asegura que la división que se ha implantado le produce "incomodidad, porque es un número y un espectáculo cuya finalidad es distinta al contenido del planeamiento. Es una pena".

Domínguez Anadón no quiso analizar la circunstancia que vincula el origen de la situación de las edificaciones fuera de ordenación con el planeamiento que él dirigió, pues afirmó que no conoce el texto actual.

Una ciudad dividida

Señala que los enfrentamientos entre detractores y defensores del Plan General es fruto de que "en estos momentos estamos en el chavismo, porque la política no se ejerce por contenido, sino por el espectáculo, donde lo que importa es el escándalo y el daño que se le hace al adversario, pero no la resolución de los problemas". Además, dijo que los argumentos que se utilizan para rechazar el plan "son falsos", pues sostiene que ha habido algún error, "como en la urbanización La Florita, que es corregible". También calificó de "falso y una exageración intencionada" el argumento de que hay miles de viviendas fuera de ordenación en la revisión del PGO, pues considera que las cifras que se barajan "son demagogia pura".

Afirmó que las edificaciones que se quedaron fuera de ordenación en el Plan Especial de Reforma Interior (PERI), elaborado en los años ochenta siendo Adán Martín Menis concejal de Urbanismo, es porque "la ciudad no admitía el nivel de diversificación que se había experimentado, por lo que se tuvo que buscar un equilibrio", por lo que aconsejó realizar una investigación o un estudio al respecto.

Domínguez Anadón indicó, respecto a los efectos de la declaración de fuera de ordenación, que si el origen es el plan del 92, vienen de ilegalidades anteriores y aclaró que "desde entonces están ahí sin que haya pasado nada", aconsejando a los posibles afectados que "estén tan tranquilos como el año pasado o hace diez años". Remarcó que le extraña que sea verdad que haya edificaciones posteriores al Plan afectadas, "pues desde la democracia en adelante no se han dado licencias vulnerando el planeamiento". Admitió que pueden ser casos que se pretendieron regularizar con un Plan de Volúmenes que no se pudo aprobar en los años setenta.

Domínguez Anadón descartó que la definición de fuera de ordenación "tenga un efecto negativo, porque simplemente es que no están de acuerdo con lo que la ciudad ha decidido que sea su futuro", y comentó que puede haber muchos edificios en esta circunstancia por estar fuera de línea.

Defendió la información exhaustiva que se ofreció del Plan del 92 y "su respaldo por unanimidad", aunque dijo que las diferencias que se han denunciado "alguien las está instrumentalizando, pues están ahí de toda la vida". A una vivienda afectada por el fuera de ordenación "no le pasa nada" pues, desde su criterio, "se queda ahí mientras tenga vida útil", esgrimiendo que no hay ni un caso en el que se haya tenido que demoler un edificio y la superficie de la nueva construcción estuviera afectada por una merma de plantas.

Historia y competencia

El arquitecto comentó que los posibles errores en el actual PGO se han reconocido, y recordó que el planeamiento del 92 surgió de la necesidad de poner "coherencia" a los incumplimientos y arbitrariedades con el primer plan del año 1956, tiempo en los que "la ciudad era como un pueblo, donde no primaba el beneficio de la población sino la competencia en crecimiento con Las Palmas y no hubo preocupación por equilibrar el crecimiento con los equipamientos". Domínguez Anadón dijo que por aquella época se señalaron muchas áreas a expropiar, como El Toscal, Cabo Llanos o el cuadrilátero del centro, donde se experimentó una diversificación "dentro de un plan que buscaba el equilibrio pero no de manera efectiva, porque no se contaba con las herramientas necesarias".

A pesar de este desorden, el ayuntamiento nunca llegó a aprobar el Plan de Volúmenes, con el que se pretendía poner orden en el año 1970, a través de la revisión del PGO del 56, "algo que no fue posible porque la ley planteaba el incremento de las dotaciones y zonas verdes y se quedó congelado porque el interés era el crecimiento con más alturas".