Es el presidente de una fundación que ha cedido durante diez años al TEA Tenerife Espacio de las Artes más de mil imágenes que llevan la firma de 46 fotógrafos. "¿Si las tienes, qué hay de malo en mostrarlas en público?", explica Enrique Ordóñez a propósito de la primera entrega de "Indagaciones y Miradas" que se puede ver hasta el 17 de enero en la sala B del TEA. La Colección Ordóñez-Falcón es uno de los conjuntos fotográficos más importantes de titularidad privada y sus pilares son la promoción y mecenazgo de un lenguaje artístico en auge.

¿Por qué la fotografía?

Creo que es el medio de expresión que mejor puede reflejar lo que ha sido el final del siglo XX y el nacimiento del XXI.

¿Dónde radica la fuerza de este lenguaje?

En que no sólo lo utilizan los fotógrafos, sino que es una fuente de inspiración para artistas que buscan alternativas a la hora de expresar sus sentimientos. Ésta es una sociedad de la imagen en la que si no está la foto da la impresión de que lo que cuentas es mentira.

¿Cómo sobrevive a los adelantos tecnológicos?

Con los cambios propios de la modernidad. La fotografía que conocíamos hasta ahora es casi un "incunable" que ha terminado por rendirse al mundo digital y a los avances de la telefonía móvil. Hoy tenemos un fotógrafo, aunque sea aficionado, en cualquier esquina.

¿Con qué técnica se siente más identificado?

Hay razón para pensar que el sistema analógico es mejor que el propio de la era digital. De la misma manera que han ido desapareciendo los retratistas que buscaban clientes en los parques, ahora hay un deseo insaciable por conservar imágenes de todo lo que hacemos. La diferencia es que antes eran ellos (retratistas) los que nos buscaban y hoy somos nosotros los que nos comportamos con curiosidad ante los estímulos que nos envía la sociedad.

¿Tiene la sensación de ser una especie de mecenas?

No (se ríe)... Me siento un coleccionista de miradas, un amante de un género artístico que me ha dado muchas satisfacciones. En el fondo creo que únicamente colaboro en el proceso de conservación de las obras de fotógrafos, fotoperiodistas, retratistas... Nunca he tenido la sensación de ser un mecenas.

¿Un coleccionista de miradas?

Una fotografía es algo más que una mirada interesada. En ella hay distintos análisis y la posibilidad de viajar "in situ" (sólo se necesita el poder de la imaginación) al lugar que nos muestra la foto.

¿Qué influyó a la hora de ceder la colección al TEA?

Además del conocimiento que tengo del buen gusto y la capacidad de gestión de su director, pienso que Tenerife Espacio de las Artes es un museo que se adapta perfectamente a las características de cada una de las muestras que se van a ver en él durante los próximos diez años.

¿No le "asusta" perder de vista durante 10 años este material gráfico?

Sé que lo van a tratar bien (vuelve a sonreír) y que el cuidado será exquisito. El dolor, si es que existe, se lleva mejor cuando te das cuenta de que Tenerife es un referente para los que aman la fotografía. Si las tienes, ¿qué hay de malo en mostrarlas en público? Muchos museos del mundo sentirán un poco de envidia por no tener la exposición que ahora está en el TEA.

¿Es capaz de reconocer la totalidad de las obras que componen su colección?

Sí (contesta sin dudar).

¿Cuál es su favorita?

Es difícil señalar una fotografía de toda la colección, pero por su calidad, por lo que representa y, sobre todo, por los esfuerzos (humanos y económicos) que se hicieron para tenerla en nuestro catálogo, posiblemente, me quedaría con una de Kertész ("Distortion" 1930). Tiene una gran fuerza visual.

¿Es difícil negociar la compra de una nueva fotografía?

Sí que lo es. Existe un cortejo que no siempre da resultados. Comprar una fotografía es como una cita amorosa. Si todo va bien, te puedes volver a casa con ella.

¿Y usted, ha tenido que volver muchas veces con las manos vacías?

Hay operaciones fallidas que no avanzan porque la negociación se atasca en exceso o por una cuestión económica. El deseo que supone tratar de incorporar a la colección una de estas piezas no se puede colocar nunca por delante de las limitaciones financieras. Hay que saber qué precio estás dispuesto a pagar por una fotografía.

¿Se nota la crisis?

Igual que en otros sectores de la sociedad.

¿Ya tiene sus objetivos marcados para 2010?

Hay un equipo que siempre está trabajando en las posibles nuevas adquisiciones. Es una labor que hay que realizar con cierta discreción porque existe una competencia que está pendiente de cada uno de tus movimientos.

¿Así pues, el secretismo es lo que al final acerca a un coleccionista a la pieza codiciada?

Entre otras cosas. Hay que callar y observar mucho para que la operación en la que estás metido no genere más riesgos de los precisos. Es como una partida de ajedrez; un día ganas y otros pierdes.