Desde que se inició la campaña de vacunación de la gripe A, el 16 de noviembre pasado, sólo se han administrado en Canarias alrededor de 52.000 vacunas. Esto supone cerca de un 13% del total de 400.000 vacunas con las que cuenta el Archipiélago para vacunar a su población de riesgo, una cifra muy, muy por debajo de lo que se esperaba.

Desde la Consejería de Sanidad, se detalla que hasta el 6 de enero pasado se habían administrado un total de 42.671 vacunas en la Sanidad pública. Por islas, Gran Canaria ha gastado 17.995; Tenerife, 17.247; Lanzarote, 2.834; Fuerteventura, 1.861; La Palma, 1.792; La Gomera, 616 y El Hierro, 326.

Además, hay que contabilizar cerca de 10.000 vacunas que la Consejería de Sanidad ha repartido por diferentes mutuas de salud y para administrar a profesionales de cuerpos de seguridad esenciales, como los policías y bomberos.

La gripe estacional

En total, poco más de 56.000, lo que supone un raquítico 13% del total de las vacunas con las que dispone la Consejería de Sanidad. Una cantidad también escasa si se compara con las cerca de 300.000 personas a las que se inmunizó de la gripe estacional en los dos meses que duró la campaña en las Islas.

Además, la tasa de gripe es tan baja que el Ministerio de Sanidad ha decidido dejar de informar periódicamente y, siguiendo esta instrucción, también las consejerías de todas las comunidades autónomas, incluida la canaria.

La última cifra facilitada por la Red de Vigilancia Epidemiológica es que la tasa de gripe A en las Islas era de 94,76 casos por cada 100.000 habitantes (semana del 20 al 26 de diciembre). La incidencia ha vuelto a cifras tan bajas que el Instituto de Salud Carlos III las denomina "prepandémicas", según Europa Press.

Además, la temida mortalidad del AH1N1 es más baja (entre el 0,012% y 0,022%, según la última cifra de la Consejería) que la de la gripe estacional.

Las preguntas que surgen ahora es qué va a pasar con todas esas vacunas sobrantes, por qué se alertó de esta forma a la población y quién ha salido beneficiado de esta situación.

La primera incógnita está aún por despejar y es el Ministerio de Sanidad, que fue quien encargó todas las vacunas a los laboratorios farmacéuticos, quien tiene que decidirlo. La consejera del área en Canarias, Mercedes Roldós, anunció ayer que la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud se reunirá los días 14 y 15 de enero en Las Palmas de Gran Canaria para tratar, entre otros asuntos, qué harán las comunidades autónomas con las vacunas de la gripe AH1N1 sobrantes, según Europa Press.

El Ministerio ya ha hablado de intentar devolverlas a las farmacéuticas y de donarlas a países pobres. Las dos opciones son poco probables en opinión de Antonio Sierra, catedrático de Salud Pública de la Universidad de La Laguna (ULL).

Primero porque las vacunas "tienen una fecha de caducidad". Segundo porque la cepa del AH1N1 ya se va incluir en la vacuna de la estacional para el Hemisferio Sur y, en fin, porque a los países más pobres parece que les puede preocupar más la malaria o la tuberculosis que la gripe. "Esas vacunas se pierden, es algo que pasa habitualmente, todos los años, aunque no con esta intensidad", añade Sierra.

"Soy un gran admirador de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero no he entendido bien las alarmas iniciales", manifiesta este experto, que añade que esa "alarma excesiva" ha supuesto "millones de pérdidas" para países como México.

La respuesta de quiénes han salido favorecidos de esta alarma no la expresa nadie, pero es obvia: las industrias farmacéuticas que fabricaron la vacuna y los medicamentos contra la gripe A.