Numerosos venezolanos acudieron ayer a supermercados y tiendas abiertos en domingo para comprar alimentos y otros productos ante el temor de que suban los precios hoy, lunes, cuando entra en vigor la devaluación anunciada por el presidente Hugo Chávez.

En supermercados del este de Caracas se pudo observar en la mañana de ayer una importante afluencia de clientes que compraban productos de primera necesidad, como azúcar, leche o huevos, entre rumores de que iban a aumentar los precios hasta un 50 por ciento.

En un supermercado del municipio de Chacao, los empleados habían retirado las etiquetas con el valor de las mercancías y uno de ellos comentó que se iban a modificar con los "nuevos precios", aunque sin poder confirmar de cuánto sería la subida. Otros aseguraban que todo iba a aumentar "un 50%".

En las tiendas de alimentos no se veían en la mañana grandes colas como sí se han presenciado desde el sábado en almacenes de otro tipo de productos de importación, como electrodomésticos.

Chávez anunció el viernes por la noche la devaluación de la moneda nacional, hasta ahora en 2,15 bolívares por dólar, e indicó que se establecían dos tipos de cambio: uno de 2,60 bolívares y otro de 4,30, siempre en el marco del control estatal de divisas, vigente desde 2003.

La cotización de 2,60 bolívares regirá las importaciones prioritarias, entre ellas las del sector de los alimentos, la salud, el de maquinarias y equipos, ciencia y tecnología y todas las importaciones del sector público, así como remesas familiares o recursos de consulados y embajadas acreditadas en Venezuela. Para el resto, se utilizará una paridad de 4,30 bolívares por dólar, que llamó "dólar petrolero", y que especialmente permitirá cubrir los requerimientos del sector automovilístico, del comercio y de las telecomunicaciones.

Las medidas ya han generado numerosas reacciones de rechazo por parte de economistas y también de políticos de la oposición, quienes consideran que si bien darán más ingresos al Estado, también supondrán más inflación en un país que cerró 2009 con un alza del IPC del 25,1%

No obstante ese rechazo, Hugo Chávez volvió a mostrarse ayer desafiante: "Los ricos me odian, pero allá ellos", manifestó tras reiterar que su deseo de convertir a Venezuela en una potencia "no es para que convertirnos en ricachones ni en burgueses, sino para vivir bien, para vivir con dignidad".