En sentido estricto, Laura Vega no debutará mañana en el Festival de Música de Canarias. Su obra "Homenajes" le abrió ya camino hace un par de ediciones, pero este viernes la compositora canaria inscribirá su nombre en la selecta nómina de autores contemporáneos que han recibido encargos de la organización. El estreno mundial de su concierto para piano y orquesta "In Paradisum" estará en manos de su marido -y dedicatario de la pieza-, el pianista José Luis Castillo, y en los atriles de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, que Lü Jia dirigirá en la que será la única participación del conjunto insular en la 26ª edición del ciclo.

La velada, en la que también se interpretará la "Sinfonía Turangalila" de Olivier Messiaen, comenzará a las 20:30 horas en la Sala Sinfónica; pero antes, a las siete de la tarde, Vega ofrecerá una conferencia introductoria en la sede de Presidencia del Gobierno de Canarias en Santa Cruz de Tenerife.

¿Quiere aludir con el título de su obra al "Paraíso perdido"?

Tiene algo que ver. "Mira hacia el paraíso" sería su traducción literal. A través de esta idea sugiero la oposición entre cielo e infierno que también se da en la esfera cotidiana, por lo que propongo mirar hacia un mundo mucho mejor.

En el aspecto musical, ¿responde la obra a un patrón concertante? ¿Cómo se relacionan el solista y la orquesta?

"In Paradisum" es un concierto para piano y orquesta estructurado en tres movimientos. En determinados momentos, el piano actúa sólo, sin acompañamiento; en otras se halla imbuido por la orquesta y, en otras, dialoga con el conjunto. Pese a que el lenguaje empleado es tradicional, pues presenta melodías y armonías, también hay efectos de ruido, un empleo de la orquesta como masa sonora y numerosos contrastes.

Una de las producciones más destacadas de su catálogo fue "Imágenes de una isla" (2007), la primera obra que integraba el silbo dentro de una estructura sinfónica. ¿Cree que las manifestaciones del acervo popular pueden insuflar un segundo aliento al lenguaje de la música contemporánea, como en su día supieron ver Kodály o Bartók?

En mi caso, sí. Incorporé a mi partitura no sólo el silbo, sino también melodías del romancero gomero y la leyenda de Gara y Jonay, con la que entraban en contacto los temas silbados. De todos modos, la música popular tiene tanta presencia e importancia en mi obra como la pintura, la literatura o el canto gregoriano, de hecho para "In Paradisum" realicé mi propia armonización de la melodía alojada en la Misa de Difuntos. Manejo siempre diversos elementos a la hora de componer, dejándome guiar por la intertextualidad.

¿El acercamiento entre el compositor contemporáneo y el público pasa por que el lenguaje del primero se haga inteligible o porque el segundo haga un esfuerzo de comprensión?

Las dos cosas. Hay que buscar un equilibrio entre ambas aproximaciones. En mi caso, trato de establecer una comunicación con el oyente; por eso, mi música tiene un poco de todo: melodía, armonías, ritmos reconocibles para el melómano... y, paralelamente, experimento también con el lenguaje. Por lo demás, no entra en mi ideario el uso agresivo de la música, que es lo que creo ha distanciado en mayor medida al público.

Aunque en distintas partes, el concierto de hoy reúne a Laura Vega y Gustavo Díaz-Jerez, dos de los compositores canarios cuya obra fue divulgada en Centroeuropa por la Orquesta Sinfónica de Cámara de Hungría. ¿Teme que la crisis pueda frenar iniciativas de este tipo?

La crisis económica es un poco irreal; quiero decir que muchos se están aprovechando de la coyuntura para hacer recortes y, claro, el área de cultura siempre es la primera perjudicada. Me preocupa más la crisis de valores por la que atravesamos, la creciente incapacidad de la sociedad para apreciar las cosas realmente auténticas y de valor. Ir contra el arte equivale a aniquilar uno de los valores fundamentales del ser humano.

Con crisis o sin ella, Canarias ha producido en los últimos años un sólido grupo de jóvenes compositores del que usted forma parte. ¿Cómo valora esta avanzada musical?

Vivimos un momento esplendoroso, efervescente. Gracias a la actividad desarrollada en Tenerife por Cosimte y por Promuscan en Las Palmas se ha podido dar a conocer el trabajo de autores que antes eran desconocidos para el público. No están muy lejos los tiempos en que el único compositor canario conocido era Falcón Sanabria. Hoy la situación ha dado un vuelco enorme.

¿Qué vendrá después de "In Paradisum"?

Una obra para guitarra que formará parte de un disco dedicado a compositoras españolas, cuyas creaciones serán interpretadas por Andrés Lewin. Por fortuna, la mujer ha ido ganando terreno en todos los ámbitos profesionales, también en la composición, un terreno que casi le estuvo vedado durante siglos. El hecho de que se nos dediquen conciertos monográficos o que en las últimas ediciones del Festival de Canarias hayamos recibido encargos Dori Díaz-Jerez, Raquel Cristóbal y ahora yo me parece altamente significativo.

concierto

La OST aparece en escena

El Festival de Música de Canarias presenta hoy en el Auditorio de Tenerife y, mañana, en Alfredo Kraus de Las Palmas, el primer estreno mundial de la presente edición, debido a la compositora grancanaria Laura Vega (1970), en la actualidad presidenta de Promuscan, la asociación que aglutina a los creadores e intérpretes de su isla natal. El estreno de "In Paradisum" ofrecerá, además, una de las anécdotas reseñables en la historia del festival, puesto que por vez primera el dedicatario e intérprete de la pieza será el cónyuge del autor. "Laura Vega ha escrito la partitura más intuitiva de su carrera, explorando la cara más emocional de la música", afirma respecto a la obra debutante el crítico Roc Laseca, quien vincula la madurez técnica de la compositora a las "fórmulas de reapropiación simbólica de otros fragmentos musicales (epidérmicamente asignadas como reciclajes)". "In Paradisum" requiere para su ejecución una orquesta reducida en la que se utilizan instrumentos de viento a uno, creando una atmósfera íntima al utilizar una sección de cuerdas muy amplia.

Paso a la "Sinfonía Turangalila"

La velada se completará con la interpretación de la "Sinfonía Turangalila", de Olivier Messiaen, obra clave de la segunda mitad del siglo XX que, curiosamente, conocerá esta noche su estreno en Canarias. El tinerfeño Gustavo Díaz Jerez (en la imagen) se sentará al piano para interpretar junto a la orquesta esta obra de grandes dimensiones que contará, además, con un segundo solista, Cynthia Millar, encargada de las ondas martenot. Iniciada en 1946 por el maestro francés, la pieza pertenece en origen a una trilogía romántica que el autor elabora a fin de dar su personal interpretación de los mitos relacionados con el amor y la muerte. Completarían este tríptico "Harawi" y "Cinq Rechants", que evidencian la fascinación que, por la época, manifestaba Messiaen hacia la leyenda de Tristán e Isolda. Estructurada en diez movimientos, la sinfonía presenta su título en sánscrito, fruto de la unión de los vocablos Turanga y Lila que algunos traductores antiguos definieron como "canción de amor e himno de alegría, tiempo, movimiento, ritmo, vida y muerte".