"No hay nada que hacer". Ésa fue la última respuesta que obtuvo una quincena de familias que residen en Rubén Marichal el pasado martes cuando, después de 16 meses de haber planteado el tema por vez primera, se personaron en el Ayuntamiento de Candelaria para tratar de saber cuándo se solucionaría el problema de los ruidos que ocasionan una veintena de perros y varios gallos en la citada zona residencial de Barranco Hondo.

Fue el 30 de septiembre de 2008 cuando, a través del blog del alcalde, José Gumersindo García, informaron al gobierno municipal de la necesidad de aplicar la ordenanza reguladora de tenencia de animales, ya que "la presencia de tantos perros en los domicilios del entorno supone que cada minuto del día escuchemos un ladrido afectando, por tanto, al descanso, y al desarrollo de la vida cotidiana en la zona".

La imposibilidad de abrir ventanas durante el verano, tener encendida permanentemente la televisión o la radio "y llegar a la cama con una irritación brutal cuando dormir se ha convertido en un hecho traumático" son algunas de las consecuencias que enumeran los afectados, quienes atribuyen a esta circunstancia la generación de "problemas de salud", así como que se agraven otros existentes y el surgimiento de adicciones.

La quincena de familias afectadas elaboró un documento audiovisual durante dos semanas que entregaron a las autoridades municipales en el que se constatan los motivos de su queja, que pretendía resolver "simplemente con que se les notificara a los dueños de los perros que causan estos males el cumplimiento de la ordenanza municipal por si tenían a bien poner los medios para que cesaran las molestias sin que fuera necesario sancionar". Pero ante el resultado infructuoso de las gestiones realizadas, este colectivo está dispuesto a trasladar el asunto a la vía judicial y al Diputado del Común.

Este grupo admite que fueron muy insistentes ante la administración municipal a la hora de demandar una solución hasta que llegó el momento en que les pidieron "tiempo y paciencia", pero esta semana han sido informados "verbalmente" de que "no hay nada que hacer" toda vez que la Policía Local "no ha advertido los ladridos" durante las rondas que hizo por el lugar. Los vecinos se muestran sorprendidos porque "muchas han sido las noches en las que hemos llamado a la policía y nunca ha podido presentarse", añadiendo que entienden que fuera así ya que sólo hay una patrulla nocturna para todo el municipio y problemas más importantes que atender.

El gallinero

Pero a este problema se suma la presencia de "un gallinero de grandes dimensiones instalado en el margen del barranco" que separa Rubén Marichal de Pringado. "Allí hay cinco gallos que empiezan a cantar a las dos de la mañana y, lógicamente, entre ladridos y cantos no hay quien descanse. Así llevamos 16 meses sin que se resuelva el problema a pesar de que la técnico de Sanidad inspeccionó el lugar el 13 de noviembre pasado. Hace unos días que en el ayuntamiento nos indicaron que no se había hecho nada y que habría que actuar de oficio, pero no saben cuándo".

Desde el gobierno municipal su concejal de Policía, Jorge Baute, aseguró que durante la mañana de ayer tuvo lugar una reunión de coordinación entre el área de Sanidad del Ayuntamiento de Candelaria y la Policía Local abordando este asunto, entre otros temas.

En tal sentido, se limitó a señalar que "estamos trabajando con la finalidad de buscar soluciones para dar respuesta a las demandas de estos vecinos". A tal fin, explicó que están evaluando las acciones a aplicar en esa línea "pero todo requerirá su tiempo".

Mientras tanto, los afectados se muestran preocupados e impotentes ante "la inutilidad de una ley inaplicable por parte de la corporación, comprobando cómo estos vecinos (los propietarios de los perros y del gallinero) gozan de un estatus por encima de esa ley y no parecen estar sujetos a responsabilidades de ningún tipo". Ellos tienen claro que "a estas alturas, ya nada compensa el daño y la presión psicológica que hemos sufrido. La exposición a los ladridos crónicos de un perro por un largo periodo de tiempo puede hacer un daño irreparable".