Lo que sigue considerándose una muerte en extrañas circunstancias -o incluso una muerte fingida para algunos- fue, según el médico personal del rey del rock, un fallecimiento completamente lógico dadas todas las enfermedades y achaques que sufría Elvis Presley en 1977 y que, entre otras cosas, le impedían dar un concierto sin hacer una escapadita al baño.

El mismo año que se celebra el 75 aniversario del nacimiento de una de las figuras más importantes de la música contemporánea, su médico personal, el griego George Nichopoulos, alias el ''Dr.Nick'' o -como le conocen los seguidores del Rey del Rock- ''El Hombre que Mató a Elvis'', publica un libro sumamente revelador sobre los últimos días del artista.

El médico, condenado en su día por sobremedicar a Elvis Presley y a otros artistas, entre los que se contaba el pianista Jerry Lee Lewis, afirma en el libro que no hay ningún tipo de verdad en todas las teorías que giran en torno a la muerte del artista con 42 años, incluidas, lógicamente, las que le toman a él como cabeza de turco.

El ''Dr.Nick'' afirma en el libro que Elvis sufría tal cantidad de enfermedades que cualquiera de ellas podría haberle matado en cualquier momento, incluido aquel 16 de agosto de 1977. Una lista de patologías que destruyen la imagen de los años mozos del rey del rock, con su voz de blues, sus movimientos pélvicos y su melena morena.

SUS "ACHAQUES"

Nada de eso parece sostenerse ante el hecho probado -al menos según su médico personal- de que no aguantaba una sola actuación sin tener que hacer una escapadita al baño. Y si su aparato digestivo se hallaba en mal estado, también su vista era pésima: afectada por un glaucoma, Elvis era prácticamente ciego.

Sus músculos estaban destrozados y apenas podía moverse sin calmamantes; tenía artritis, ataques de gota, el hígado repleto de grasa y dilatación cardíaca; además de sufrir frecuentemente de costipados y migrañas. Su médico alega que necesitaba medicación para todos estos achaques y que si él no se la hubiera conseguido lo habría hecho otro.

Como ejemplo de las costumbres médicas de su cliente, el Dr.Nick cita una ocasión en 1968 en la que le diagnosticó laringitis. Le dejó una botella entera de medicamento y al día siguiente se la había acabado. ''Necesito ponerme bien rápido tengo trabajo'' parecen ser unas palabras que repitió demasiado frecuentemente Elvis.

De hecho, la primera vez que le atendió, el Rey del Rock no tuvo reparos a la hora de reconocer que tomaba sedantes para poder dormir, anfetaminas para despertarse y ''chupitos'' de codeína para el dolor. En una de sus últimas apariciones -la de Viva Las Vegas- ante una afección de garganta, se preparó un cóctel que incluía unas hierbas, esteroides y cocaína líquida.