Confiesa que tiene una sana amistad con una tierra que siempre le devolvió su afecto. Javier Álvarez (1969) regresa a Tenerife para dar un concierto esta noche, a partir de las 22:00 horas, en el Búho Club de La Laguna. Madrileño de cuna, el músico reconoce las buenas sensaciones que capturó en esta franja atlántica. "No sé si es culpa de mi egoísmo, pero hay pocos sitios en España que me hayan dado tanto cariño. Es algo que no digo cuando estoy lejos del Archipiélago, pero soy un adicto a Canarias y quiero disfrutar mi vejez en ella", revela un artista que lleva más de una década y media al pie de un micrófono: "Me siento más voz que guitarra y si, tuviera que definir lo que hago, diría que sólo soy un cantante", afirmó.

¿Qué ha recibido de la música en todo este tiempo?

Sobre todo, muchísima generosidad por parte de las musas hacia mi persona. Me siento agradecido de las cosas que aprendí y las que aún me quedan por conocer.

¿Un cantautor lo tiene más difícil a la hora de crear?

Como cantautor obtuve mi mayor éxito discográfico, pero yo no me siento cantautor. Me siento más voz que guitarra y, si tuviera que definir lo que hago, diría que sólo soy un cantante.

¿No le gustan las etiquetas?

Soy una persona inquieta a la que le agrada hacer de todo. Lo de las etiquetas no está pensado para mí.

¿Los creadores se cuentan entre los pocos que no se quejan de la escasez de ideas en esta etapa de crisis?

Éste es un buen ciclo para la creatividad, para la música en general y la gente que tiene ganas de hacer cosas y, sobre todo, es un tiempo ideal para dejar de gastar dinero en imbecilidades.

¿No debería el mundo de la música reinventarse y alejarse un poco del discurso catastrofista respecto al avance tecnológico que supone internet?

Ya nos estamos reinventando. Soy un músico de la vieja escuela y me estoy poniendo las pilas lentamente para adaptarme a esta nueva situación. El mundo de la música está intacto y con ganas. No se puede acusar a internet de haber causado daño a la música. La Red sólo ha democratizado al mundo para informar a la gente gratis. Una cosa es lo que se pretende vender y otra bien distinta la incidencia y el gran favor que le han hecho las nuevas tecnologías a la música.

¿Qué opinión le merece el hecho de que España pueda acudir a Eurovisión con una candidata como Karmele Marchante?

Me hace gracia. Es importante que no perdamos el sentido del humor y que sepamos distinguir en qué contexto se hacen las cosas. Karmele me divierte y Belén Esteban causa en mí una sensación graciosa que incluso puede oxigenar mi cabeza. Yo prefiero ver un programa de televisión en el que salgan estas personas a un Telediario que me revuelva las tripas. ABBA, con todo lo que ha supuesto para la historia de la música, ofreció cuando participó en Eurovisión una imagen muy frívola. Esto no es complicado; simplemente, hay que saber medir calidad y diversión. En política pasa algo parecido y, a veces, se echa en falta algo de humor para tratar cuestiones que no deberían ser tan serias.

Usted conoce bien la censura, pero, ¿qué se siente cuando silencian una canción?

El poder tiende a castrar siempre, sea cual sea su bandera. Lo único que podemos hacer es convivir con él. Hoy se censura igual que hace 30 ó 40 años. Se ponga como se ponga el que apunta a tu cabeza con una pistola, lo que no hay que hacer nunca es dejar de ser uno mismo. Más importante que decir las cosas es hacerlas, pero esto no es una cuestión de chulería. Hay un personaje de la historia que me apasiona y que se llama Jesús de Nazaret. Ése sí que era valiente y, sobre todo, no dudaba en poner la otra mejilla. También me identifico con Michael Jackson, con Picasso y con Marilyn Monroe.

¿Ha encontrado alguna conexión entre esos cuatro personajes?

Todos eran unos artistas y, sobre todo, se comportaron con muchísima valentía en momentos puntuales de sus vidas.

¿Ha renovado muchas veces su estilo desde que editó su primer disco en el año 1994?

Los "liftings" se los dejo a Madonna. Lo único que he hecho en todo este tiempo es aprender de las experiencias vividas, caminar porque en cuanto te quedas parado estás jodido.

¿Qué es lo que se le pasa por la cabeza a un ex músico de estación de metro y parque público cuando se cruza con jóvenes que buscan su primera oportunidad?

Que vivan su sueño y sean atrevidos a la hora de buscar esa oportunidad. Éste es un mundo cada vez más individualista y lo que no sobra son las envidias.

¿El egoísmo de los músicos?

Ocurre en todas las profesiones, no sólo en el mundo de la música. El individualismo es saludable, pero hay que llevarse bien con todos y no estar puteando a la gente porque al final te acabas convirtiendo en un ser egoísta.

¿Qué recuerdos guarda de sus ratos de escenario con Pedro Guerra o Rogelio Botanz?

A Pedro lo quiero un montón, con Rogelio me ocurre algo parecido y con Andrés Molina siento algo especial. Los tres son magníficos músicos.

¿Javier Álvarez siempre es bien recibido en el Archipiélago?

Soy un adicto a Canarias. En pocos sitios me han dado tanto cariño como en esta tierra y tengo en mente disfrutar aquí de mi vejez. Esto es algo que sólo digo cuando estoy en el Archipiélago porque en este tema sí que soy algo egoísta. La atracción que siempre he percibido por estas islas es un secreto a voces.