El director ruso Vladimir Jurowski y las solistas Mitsuko Uchida y Carolin Widmann, protagonistas de los dos últimos conciertos ofrecidos por el XXVI Festival de Música de Canarias, demostraron tanta generosidad sobre el escenario como en la rueda de prensa ofrecida ayer en el hotel Mencey de Santa Cruz de Tenerife. En este marco expusieron sus puntos de vista y se explayaron acerca de su colaboración con la Orquesta Filarmónica de Londres (LPO), que anoche se despidió del público isleño tras dos veladas en las que su arriesgada propuesta encontró un eco entusiasta entre los asistentes.

Así lo puso de relieve el director de la LPO, Vladimir Jurowski, quien se felicitaba por la cálida respuesta dispensada a las interpretaciones de Shostakovich, Szymanowsky y Prokofiev, acogida que anoche se extendió a una singular primicia musical, "Texan tenebrae", del británico Mark-Anthony Turnage, compositor residente de la orquesta inglesa.

"Es típico de nuestra orquesta -explicó Jurowski- montar programas sofisticados y exigentes cuando se trata de actuar en Londres, por lo que reservamos los programas más convencionales para nuestras actuaciones en el exterior. Sin embargo, esta vez hemos traído a Canarias dos programas muy comprometidos. Estamos agradecidos a la dirección artística del festival por habernos permitido realizarlos".

Un año más, la música de Dnitri Shostakovich tiene una gran presencia en el ciclo canario. Dos de sus obras menos divulgadas, los "Cinco fragmentos para orquesta" y la "Cuarta sinfonía", marcaron la primera y triunfal actuación de la Filarmónica londinense en el Auditorio capitalino.

Preguntado precisamente por el "boom" de Shostakovich en las audiencias modernas, tan receptivas a su obra como a las de Brahms o Mahler, Jurowski dio un diagnóstico certero: "Su música (gestada a lo largo del siglo XX) ayuda al público a entender el tiempo en el que vive, la época más trágica y sangrienta de la historia de Europa, marcado por crueles dictaduras, no sólo en la antigua Unión Soviética, también aquí en España, en Italia o en Alemania".

Pese a que la última sinfonía de Shostakovich data de 1971, Jurowski estima que "ya no podemos considerarlo un compositor moderno". El director cree, además, que su figura es comparable a la de Beethoven, "no en cuanto a su lenguaje, que difiere, sino en su capacidad de comunicarse con el gran público sin ser populista". Puso como ejemplo la obra interpretada en Tenerife, "colosal y compleja. Incluso si el lenguaje no se entiende, su mensaje y su poder emocional llegan al público".

Sobre Beethoven se pronunció también Mitsuko Uchida, quien anoche interpretó el Concierto para piano número 3 del genio de Bonn. "Su lenguaje fue siempre conceptual y puede decirse que cósmico en sus ideas compositivas. Su música responde a una estructura clásica, pero, como Haydn, trasciende ese clasicismo a través de la expresión", declaró la gran pianista japonesa formada en Centroeuropa.

Por su parte, Carolin Widmann se mostró entusiasta respecto a la música del compositor polaco Karol Szymanowsky, cuyo primer Concierto para Violín defendió anteanoche en el festival. "Es mi favorito", afirmó la solista muniquesa, que se mostró feliz por regresar a la Isla, donde ya tuvo ocasión de actuar hace dos temporadas, en aquella ocasión junto a la OST y con el Concierto en Mi menor de Mendelssohn en su atril.

"Tocar con pasión"

La demorada aceptación popular de la música contemporánea suscitó las sucesivas intervenciones del director y las solistas. "Cuanto más nos familiaricemos con ella, cuanto más expuestos estemos a sus sonidos, mucho mejor", manifestó Carolin Widmann.

Uchida estableció una comparación con la pintura moderna al señalar que "podemos cerrar los ojos ante una obra que nos gusta o pasar de largo en un museo, pero con la música no podemos cerrar los oídos durante el concierto. Los sonidos no son objetos tangibles; los aceptamos o no".

Jurowski llevó la cuestión al terreno de las innovaciones tecnológicas e internet, que a su juicio abren el espectro de público para toda clase de manifestaciones.

"Conozco gente que habla y discute sobre las nuevas músicos en blogs y foros de internet, pero no son el público que acude a los conciertos". Por ello, asegura, "hay que rescatar la atracción de la música en vivo. Si tocamos con pasión, lograremos transmitir la música al público. Por otro lado, debemos llegar a los más jóvenes, no traerles a los conciertos, sino ir nosotros a las escuelas para convencerles de que la música forma parte de su desarrollo personal".

Cerró el encuentro el director artístico de la LPO, Timothy Walker, quien declaró que la orquesta londinense se diferencia de las demás porque "es la única que pertenece a los artistas".