La Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST) inició en la mañana de ayer los conciertos didácticos de la temporada 2009-2010 en el Auditorio. Serán siete hasta el domingo al mediodía, cuando culminarán con la habitual cita "en familia". Por ellos pasarán unos 7.000 escolares de centros educativos de toda la Isla. Ayer fueron 1.090 de diez colegios los que disfrutaron del programa "Haydn... toda una vida" en doble sesión, igual que hoy y mañana. Este periódico asistió a la función inaugural, la de las diez, en la que el público, atento y educado, lo formaban niños de quinto y sexto de Primaria, de entre diez y doce años.

Iker Sánchez (Irún, 1976) fue el encargado de dirigir a la OST con un extraordinario actor, Antonio Conejo, en la función de narrador. Él fue ayer, y será durante estos días, Joseph Haydn (1732-1809), quien, con 77 años, contó su vida desde la niñez hasta el final. Junto a sus amigos Mozart y Beethoven teatralizó el tiempo del "clasicismo" como interludio a las audiciones de la orquesta.

Mientras la formación del Cabildo de Tenerife interpretaba fragmentos de algunas de las sinfonías más importantes de Joseph Haydn, una obra representativa de Mozart y otra de Beethoven, los escolares, un mosaico de colores en las gradas por el tono de los uniformes, conocieron la vida de Haydn. Este confesó haber pasado hambre en su niñez y fue muy crítico con el mecenazgo de los príncipes de la época, de los que dijo que trataban a los músicos "como criados" a pesar de que le garantizaron la vida como intérprete, la profesión que siempre quiso ejercer. Rebeca Píriz, al piano, y Amanda Arteaga Cáceres, violonchelo, ambas del Conservatorio Superior de Música de Canarias, se convirtieron en solistas durante los momentos de protagonismo de Beethoven y Mozart, respectivamente.

140 kilómetros de excursión.- Bryan, Dakota y Verónica siguieron con mucha atención el concierto de ayer. Cursan en la actualidad quinto de Primaria en el CEIP Óscar Domínguez de Arona. Tuvieron que levantarse a las siete de la mañana para coger una guagua y desplazarse hasta Santa Cruz junto a otros 21 compañeros de su clase y de Sexto, además de tres profesores. Estuvieron atentos y callados durante la hora de audición, a veces siguiendo, incluso, el compás de la música. Alguna que otra vez llegaron los bostezos o el estiramiento propios de quien ha iniciado muy temprano la jornada. Al final, satisfechos, manifestaron que les había gustado y marcharon hacia la guagua que debía trasladarlos al Sur, ya para ir a casa pues el concierto era su única tarea en la jornada lectiva de ayer.

Lo mejor, la "desaparición".- Eduardo Luis, Pablo y Adrián tienen diez años y formaron parte de la expedición de un centenar de alumnos de cuatro clases del Colegio Hispano Inglés que acudieron ayer al Auditorio de Tenerife. Ellos salieron del centro ubicado en la Rambla de Santa Cruz a las nueve y media de la mañana, con media hora para llegar al Auditorio, aunque a diferencia de sus compañeros del Sur debían volver para continuar las clases.

Coincidieron los tres con los niños de Arona en que lo mejor había sido la actuación del actor que recreó a Haydin y, sobre todo, el efecto de "desaparición progresiva" de los músicos de la orquesta. A medida que avanzaba la última composición se fueron marchando de la sala hasta que el director, Iker Sánchez, se quedó con dos de los violinistas y casi en la penumbra.

Tres normas fundamentales.- Este efecto despertó los vítores y aplausos de los escolares, quienes durante la audición se comportaron muy bien, algo digno de resaltar, aunque antes, con la emoción de las cámaras presentes en el acto, y después, para descargar la tensión, prorrumpieron en vítores y aplausos como corresponde a lo niños que son. Al inicio, una voz en off de otro crío les recordaba las tres normas básicas que ellos cumplieron a rajatabla: no comer chucherías; orden a la hora de entrar y salir, y, por último, apagar los teléfonos móviles.

Cerca de 2.000 chicos coincidían pasadas las 11:15 horas en la explanada del Auditorio. Unos habían disfrutado del concierto y otros esperaban para hacerlo en la segunda función. Decenas de guaguas aguardaban para trasladarlos a sus respectivos pueblos. Los organizadores y sus profesores deben estar orgullosos tanto de la actitud como del comportamiento. Eventos así hay que repetirlos con periodicidad para garantizar el futuro de la cultura y el gusto de las nuevas generaciones por el arte.