Mamelones sobresalió por méritos propios en la segunda eliminatoria del concurso de murgas infantiles junto a Guachipanduzy y Sofocados. Los de la Casa del Miedo protagonizaron una puesta en escena magistral, digna de la obertura de una gala infantil, aunque no logren premio, algo difícil aunque no imposible, máxime cuando anoche faltaban por cantar siete murgas: la no por novel menos experimentada en el Carnaval Paralepípedos; Lenguas Largas; Triqui-Traquitos; Desinquietos, El Draguito, Melositos y Distraídos.

Junto a Mamelones, muy originales en su canción del teléfono móvil, sobresalieron Guachipanduzy y Sofocados. Los de Juanjo Coello, que ya ha entregado la batuta a su hija Lara -grandísima promesa murguera- interpretaron una primera canción del móvil. Aunque no con el enfoque de Mamelones tuvo más contenido murguero, por incluir a grupos de la fiesta. Cerrando la velada, Sofocados, un broche de oro con su particular romería: alegría, humor, puesta en escena, tema que contagia otra clave de una exquisita letra infantil, lástima que su primer tema restara en vez de sumar.

Salvando la plenitud que Mamelones demostró en su repertorio, con el apoyo de Guachipanduzy y Sofocados, que pivotó con un solo tema, el ecuador del concurso de murgas infantiles estuvo muy por debajo de la primera eliminatoria, cuando parecía que la intencionalidad de las canciones se ajustó más a quien las interpreta: un niño.

Letras reprobables

Salvando la entrega, el esfuerzo, el ímpetu, la ilusión, el sacrificio de acudir al ensayo día tras día desde hace cuatro meses... hay dos casos flagrantes para tirar de las orejas a los letristas. El primero, "La vida real de mi amigo Joaquín", según el título que se anunció, aunque sería más ajustado a su verdadera intencionalidad presentarlo como: "Guía para llegar a ser un delincuente", una canción de la que se desprendió algún letrista mayor, seguramente convencido de que le hacía un favor a los menores. Con menos potencia en la carga de dinamita, también Sofocados cantaron un primer tema que duele tanto a los aficionados a las murgas como casi a los protagonistas: los episodios que soportan las mujeres maltratadas. No se trata de esquivar la realidad, pero quizás hay mejores fórmulas para abordar esta realidad social, máxime cuando la canta un niño, pues sobra decir que "por ser un niño no soy idiota"; otra cosa es que los adultos lo utilicen para saldar sus cuentas.

EL DÍA ofrecerá en su edición de mañana un amplio reportaje gráfico y con crónica de la tercera y última fase de murgas infantiles.