El derrocado presidente de Kirguizistán, Kurmanbek Bakíev, pidió ayer garantías de seguridad para él y su familia como condición para renunciar a su cargo, mientras el Gobierno provisional del país duda si proceder a su detención.

Mientras, las nuevas autoridades del país han emitido una orden de busca y captura contra Zhanish, hermano de Bakíev y jefe del Servicio de Protección Estatal, por ordenar disparar contra los manifestantes durante las protestas antigubernamentales en la capital, Biskek, y que desencadenaron disturbios y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Ttambién es buscado el otro hermano del depuesto presidente, Marat Bakíev, subjefe del Servicio de Seguridad Nacional, y las nuevas autoridades estudian procesar por corrupción a Maxim Bakíev, hijo menor del depuesto presidente que controlaba personalmente las finanzas del país.

Bakíev y sus hermanos se encuentran en la localidad de Markai, en la región suroccidental de Jalal-Abad, mientras Maxim podría encontrarse en Letonia, según informó ayer el Baltic News Service.

Por otra parte, Bakíev puso como condiciones para su renuncia la convocatoria de elecciones presidenciales y el que las nuevas autoridades "restablezcan el orden" y retiren las armas de delincuentes que deambulan por las calles de Biskek desde los disturbios, que costaron la vida a 82 personas. Además, insistió en que su derrocamiento fue "un golpe de Estado perpetrado por estructuras criminales" y opinó que "es hora de que la ONU y la OSCE lancen una investigación independiente".