Un total de 24 menores de La Palma protegidos y tutelados por la Administración pública esperan en los centros institucionales de tutela por la aparición de familias que estén dispuestas, y que además cumplan los exigentes requisitos que se imponen, a compartir su seno familiar con un nuevo miembro ajeno a la misma, un hijo de acogida, que no adoptivo, que crecerá al calor protector de un hogar estable hasta que sea mayor.

La cantidad puede parecer pequeña, pero es inmensa si se compara con el número de familias interesadas en la actualidad y preparadas para acoger. Según los datos aportados ayer en una rueda de prensa por la Dirección General de Protección del Menor y Cruz Roja, en La Palma ocho familias se han interesado en un año y medio por el programa de acogimiento de menores y, de esas, sólo una está ya preparada y en disposición de recibir a un niño.

Por ello, con el apoyo del Cabildo, que es en la Isla el gestor de los pisos y centros de tutela de menores, las instituciones se han lanzado a una nueva campaña informativa para captar a familias abiertas a esta posibilidad, dispuestas a compartir su vida con un pequeño totalmente ajeno que lo necesita, con tiempo y recursos económicos para ello.

La directora general de Protección del Menor, Carmen Steinert; el presidente regional de Cruz Roja, Alejo Trujillo, y la consejera insular de Acción Social, Maeve San Juan, explicaron que el programa de acogimiento de niños menores en desamparo, con problemas en el ámbito familiar, pretende generar un lazo de unión con una familia sensible, que permita una nueva convivencia alejada de los centros públicos. No son adopciones, sino acogimientos que se realizan mientras las administraciones trabajan en el seno de la familia biológica del menor en donde se han detectado los problemas.

Se trabaja de forma coordinada para captar familias interesadas y formarlas para que puedan acoger niños ajenos, que actualmente están siendo atendidos en los centros públicos de la Isla y protegidos bajo la tutela de las administraciones. Las familias podrán estar con ellos a largo plazo, meses, años e incluso hasta la mayoría de edad del acogido.

Una vez solucionado el principal escollo, que es el de atraer el interés primario de las familias, algo que está resultando especialmente complejo sobre todo en una Isla menor, con poca población, como La Palma, se les forma con expertos en este campo y luego pasan a enfrentarse a un proceso de preselección que lleva a cabo el Gobierno de Canarias.

Tanto las instituciones implicadas como la ONG coinciden en valorar la importancia de esta labor social para conseguir una educación adecuada para estos niños desamparados, desde bebés hasta adolescentes. Es similar, afirman, "al programa de acogida temporal de niños saharauis, aunque por mucho más tiempo".

Al respecto, según entiende, cuantos menos niños haya en centros de acogida de La Palma más progresamos en el desarrollo de estas personas de cara a su futuro. Aunque los hogares públicos son adecuados y cumplen un papel importante, siempre es mejor, tal y como dice la propia Ley el Menor, que los niños puedan crecer en el seno de una familia estable y preparada para tenerlo.