Incienso y mirra son los olores que mañana anunciarán la llegada de los Reyes Magos en La Laguna, ciudad que ostenta el título de poseer la cabalgata más antigua de Canarias y la cuarta de España.

Así, como hacen desde hace casi cien años, Baltasar, Melchor y Gaspar subidos a sus camellos y acompañados por sus respectivos pajes saldrán a la calle para repartir regalos y arrancar las sonrisas de las más de 60.000 personas que se prevé que acudan a la gran cita navideña.

Y es que, aunque el tiempo ha pasado, la intención del desfile es exactamente la misma de que cuando comenzó en 1912, la de recolectar y distribuir regalos a los niños más necesitados.

Así lo indica el escritor Julio Torres, quien en su libro "Los Reyes Magos en La Laguna. Apuntes para un Centenario", explica las anécdotas y las principales características de una cabalgata que pide que se le declare Interés Turístico Nacional.

"Las damas de la Cruz Roja la fundaron con carácter benéfico y desde entonces siempre ha tenido una vocación de dar navidad a quien por motivos económicos no la puede tener", explica Torres.

Más allá de los niños, los protagonistas de la cabalgata son los propios reyes, que se repiten año tras año.

La única la ocasión en la que rompió esta regla no escrita fue a principios de los años setenta, cuando Baltasar se negó a continuar después de que su camello lo hubiese tirado dos veces al suelo.

"A escondidas, en un portal de un edificio ubicado en la céntrica calle del Agua, tuvo que ponerse a un paje en su lugar", contó el escritor, quien informó de que los 30 servidores que en un principio acompañaban a sus majestades han aumentado hasta llegar a los 2.000.

Sin distinción de raza, sexo y edad, voluntarios, miembros de agrupaciones folclóricas, scouts y asociaciones de vecinos, son algunas de las personas que dejan de lado su rutina y se visten como auténticos pajes llegados de Oriente.

Sin embargo, ese Oriente, se sustituye en el caso de La Laguna por San Roque, lugar situado a las afueras de la ciudad y desde donde, en camello, se trajo el hormigón para poder construir la catedral en 1906 y más tarde el teatro Leal.

"Se trata de un lugar al que se le asocian los camellos", indicó el investigador, quien subrayó que en esta población, los reyes jamás han llegado en carroza, como sucede en otros lugares.

Tras su recorrido habitual por la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, que acostumbra a comenzar o terminar en la periférica plaza del Cristo, Baltasar, Melchor y Gaspar visitan al día siguiente el Hospital Universitario de Canarias y la asilo de ancianos.

Esta es una costumbre más de esta cabalgata, que presume este año de recuperar otra tradición que llevaba más de 80 años sin celebrarse, la de la visita de los reyes al Cristo niño de los afligidos para ofrecerle oro, mirra e incienso.

El olor a incienso es otra de las sorpresas de este año, que un paje irá quemando para anunciar la llegada de los tres reyes de San Roque.