Conocer la huella hídrica y de carbono de los alimentos es la propuesta pionera del restaurante del cocinero italiano Flavio Morganti, una iniciativa que calcula con precisión el gasto de energía y de agua en la elaboración de los menús.

En una entrevista con Efeverde, el copropietario del restaurante Galileo en Santa Baia-Pereiro de Agular (Orense), ha explicado que se trata del primer establecimiento de España que ofrece esta opción a sus comensales, que pretende extender a todo el país a través de su asociación sin ánimo de lucro Energcocina (energcocina.org).

En Francia y el Reino Unido ya funcionan supermercados que informan sobre la huella de carbono de sus productos al consumidor.

Ello permite saber con precisión cuál es el consumo de energía y agua invertido, así como los residuos y las emisiones generadas durante su producción.

En el caso del restaurante de Orense, una herramienta informática diseñada por la empresa Solid Forest calcula numéricamente dichos parámetros, ha indicado Morganti, que a finales de este mes de enero tiene previsto presentar su proyecto en Madrid.

De acuerdo a esta metodología, cada cliente de Galileo contamina cerca de 42 kilos de CO2, lo que supone una puntuación de ocho sobre una escala de doce.

La cifra es una media anual que se ha calculado sobre el número de clientes atendidos en este restaurante, el tipo de productos servidos, la energía consumida, etcétera. El objetivo final sería desarrollar una base de datos a nivel nacional con esta información.

La idea -ha añadido- es crear un sello de calidad, sensibilizar a los consumidores sobre la importancia de salvaguardar el medio ambiente y anticiparse a las normas que imponga la política de compra verde por parte del Gobierno y a los criterios de exportación en países donde el cálculo de la huella de vida va a ser obligatorio.

A juicio de este cocinero italiano, todas las iniciativas ecológicas son positivas, pero es necesario que "resistan un análisis riguroso".

Por ejemplo, los restaurantes Kilómetro Cero se basan en la compra de productos del entorno (con lo que evitan la contaminación derivada de la distribución y transporte), pero "no todo lo cercano es bueno".

"Puede que mi vecino cultive lechugas, sin embargo eso no significa" que haga un uso correcto de los fertilizantes químicos, explica.

Energcocina pretende además informar al consumidor sobre qué productos son de temporada, sensibilizar y crear buenos hábitos y costumbres en la alimentación, diferenciando la temporalidad, cercanía y productividad sostenible de los productos.

Entre los primeros apoyos recabados por la asociación se encuentra la Federación de Mujeres Rurales de España, entre otras razones porque la mujer "es el pilar de la economía, son las que compran y seleccionan y también son las más concienciadas", ha añadido.

Según Morganti, las empresas pueden ser mucho más competitivas si eliminan procesos no respetuosos con el medio: "Europa no puede competir con China en precio o coste de mano de obra, pero sí en el respeto al medio ambiente".