Es inevitable, e incluso necesario, enfocar la previa del encuentro con el Albacete partiendo de la rueda de prensa que dio Mandía el viernes. El técnico dio a entender que el equipo asimiló su entrada en una "situación de peligro" al no dar continuidad a la racha de dos triunfos ante Alcorcón y Villarreal B, y que la clave de la salvación de los blanquiazules pasa por su capacidad para reducir la media de goles en contra. Precisamente esa es la casilla de salida de un Tenerife que, en plena crisis, parece haberse encontrado a sí mismo y ha caído en la cuenta de lo que le hace falta para remontar el vuelo.

Después de encajar ocho tantos en los tres últimos encuentros, en los que sólo sumó un punto -la jornada anterior en Valladolid-, el entrenador ha activado soluciones defensivas de emergencia que, para el choque de hoy, dejan -aparte de la voluntad de incomodar más al rival- la llamativa decisión del descarte del lateral izquierdo titular, Beranger, quien seguramente será relevado por un Pablo Sicilia que pasaría de una banda a otra en una semana. Además, Bertrán volverá a su puesto, tras cumplir una sanción, y Luna se perfila como el compañero de Melli en el eje de la zaga, en lugar de Prieto y tras pasarse tres partidos como reserva.

De resto, no se prevén cambios en comparación al equipo de la jornada pasada, aunque podría caber alguna duda, como el premio, en forma de regreso a la titularidad, a Iriome por su tanto en Pucela.

El principal propósito del Tenerife es vencer a un rival directo, un Albacete que acumula cinco fechas sin perder -ganó los dos últimos partidos- y que llegó ayer a la Isla con cuatro de los refuerzos que ha fichado en el mercado de invierno: Adriá Granell, Camacho, Gluscevic y Songo''o, siendo este último el único que coincidió con los titulares en el ensayo general que realizó ayer Antonio Calderón, que tiene las bajas de Antonio López, Amado, Sousa, Tarantino y del recién incorporado Walid Cherfa.