El rey de los belgas, Alberto II, tiene previsto dar a conocer hoy su decisión sobre el futuro del mediador en la crisis política belga, el senador socialista flamenco Johan Vande Lanotte, después de que éste le presentase su dimisión el jueves tras fracasar con su propuesta de reformar el Estado.

Alberto II ha encomendado hasta la fecha cuatro misiones de mediación en el conflicto bajo los sobrenombres eufemísticos de misiones de "conciliación", "clarificación", "mediación" y "preformación" en la compleja dinámica política belga previa a la constitución de un nuevo gobierno.

Se espera que el rey decida si forzar a Vande Lanotte a proseguir en el empeño de conseguir el mínimo común denominador de los siete principales partidos, que nombre a otro mediador, o bien, menos probable, que convoque elecciones anticipadas de nuevo.

A la espera de la decisión real, los partidos políticos se han vertido mutuas acusaciones por el fracaso de la propuesta Vande Lanotte pero también han escenificado movimientos para el desbloqueo de la situación.

El ministro de Finanzas en funciones belga, Didier Reynders, ha propuesto la constitución de un gobierno provisional con competencias limitadas para mitigar el nerviosismo de los mercados ante la falta de Ejecutivo, más de seis meses después de la celebración de elecciones anticipadas.

Los partidos flamencos socialista (PS), democristiano (CDH) y verde (Ecolo), así como los democristianos flamenco del CD&V, han hecho público su deseo de que Vande Lanotte continúe su misión para poner fin a una crisis que ha dejado al país sin nuevo gobierno a lo largo de 208 días.

Los soberanistas flamencos de la NV-A, liderados por Bart de Wever, sin embargo, no se han pronunciado al respecto, si bien fueron quienes se opusieron de forma más clara a la propuesta del senador socialista flamenco.

La propuesta de Vande Lanotte se centraba en la cesión a las regiones del 26 por ciento del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) belga, una iniciativa que, sobre el papel, debía contentar a los flamencos.

Además, se escindía el distrito electoral de la periferia de Bruselas, se suprimía el Senado como tal, se modificaba la financiación de la región de la capital y se descentralizaban más competencias, como las del Ministerio de Justicia.