Entre el cinco y el diez por ciento de las 230 especies de mariposas que viven en España están amenazadas o en peligro de extinción debido a la destrucción de hábitats y al cambio climático, entre ellas Apolo y la Niña de Sierra Nevada.

Según la última edición de la Lista Roja Europea de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), recién publicada, Europa alberga 435 especies de mariposas, de las que un nueve por ciento corre peligro de desaparecer.

Detrás de esta realidad hay factores como el cambio climático, que en el caso español no ha eliminado especies enteras, pero sí se asocian sus efectos a la gran reducción de poblaciones de mariposas como el Apolo (Parnassius apollo), ha explicado a Efeverde el biólogo de la Universidad Autónoma de Madrid Miguel López Munguira.

El fenómeno global "va a afectar muy negativamente a las poblaciones españolas" y hoy provoca que el rango de las especies ascienda cada vez a mayor altitud en las montañas en busca de un hábitat adecuado para ellas.

Por ejemplo, Apolo ha desaparecido ya de varios sistemas montañosos de la comunidad autónoma andaluza.

Otra especie que "lo está pasando muy mal" es la Niña de Sierra Nevada (Polyommatus golgus), una mariposa pequeña, endémica y cuya distribución es "muy reducida".

La Niña de Sierra Nevada y la mariposa del Puerto del Lobo (Agriades zullichi) están actualmente catalogadas como en peligro de extinción. La primera vive en Sierra Nevada y en algunas sierras próximas a Cazorla como La Sagra y la segunda es exclusiva de Sierra Nevada.

Según López Munguira, uno de los principales expertos del país y coautor de la Lista Roja, la situación en cuanto a la conservación de los invertebrados artrópodos en la península es "correcta", pero también mejorable.

Así, la amplia red de espacios naturales protegidos acoge casi la totalidad del área de distribución de especies endémicas y alberga poblaciones "suficientes" de la mayoría de las mariposas.

"Aunque la extensión protegida es muy grande, también hay una urbanización salvaje en muchos lugares, no sólo en la costa sino en el interior (urbanizaciones, carreteras...), que causan problemas a determinadas poblaciones", ha añadido el biólogo de la UAM.

A ello se añade el problema del abandono del suelo agrícola, sobre todo praderas (de pasto, siega...), especialmente en las zonas del norte de los Pirineos y en los sistemas montañosos, lo que "a la larga también incidirá negativamente en las poblaciones de mariposas".

En general, "habría que vigilar más las especies amenazadas, que tienen pocas poblaciones en áreas protegidas, y a las que viven en estos espacios hay que aplicarles más medidas efectivas para su protección efectiva".