Ana Margarita Poggio dice "no poder más" y no entender "la postura del Servicio Canario de Salud (SCS), que primero desatendió a mi hermano Tomás hasta que le costó la vida y, ahora, a quien desatiende es a su familia". Y es que la familia Poggio lleva seis años esperando por una decisión administrativa que resuelva una reclamación patrimonial interpuesta por una presunta negligencia médica en el Hospital Universitario de Canarias (HUC).

"Está más que demostrado que hubo irregularidades en el tratamiento que llevaron a la muerte de mi hermano", asegura, antes de reiterar que no entiende como "seis años después el SCS aún no se ha pronunciado al respecto.

"Mi madre tiene 86 años y no hay día que no me pregunte por si ya se han aclarado lo que sucedió con Tomás. Por ello, en enero de 2008 no paré hasta que pude hablar con los responsables del SCS para que me explicaran el por qué de tanto retraso y me dijeron que el trámite seguía su curso y que sólo restaba que les llegara el informe emitido por los especialistas de digestivo. Hasta la fecha no he vuelto a saber nada más".

Cabe recordar que los hechos denunciados ocurrieron el 22 de junio de 2004, cuando Tomás Poggio ingresó en el Servicio de Urgencias del HUC por "un dolor abdominal de veinticuatro horas de evolución y treinta y ocho con cuatro grados de temperatura" y se le diagnosticó una apendicitis aguda.

Al día siguiente de su ingreso, Poggio, es operado de apendicectomía y durante la intervención se detecta además una peritonitis purulenta que "queda sin resolver", según revela posteriormente en el informe de la autopsia y que es la razón de que el paciente muriera.

Una vez en planta, Tomás Poggio inicia su recuperación que parece ser positiva tras la intervención, por lo que se determina su alta para el día 28 de junio. Sin embargo, en la madrugada del 24 al 25 de junio (así consta en los informes de enfermería), el enfermo "se queja [...] y se encuentra con un estado general más decaído y débil que antes de la intervención quirúrgica".

A esta situación, le sigue un cuadro de dolor y de vómitos constantes que en ningún momento son tratados por el equipo del hospital y que se achaca a simples nervios, sin que se le realicen pruebas para determinar la posible causa del empeoramiento. Esta situación se prolonga durante tres días en los que además Tomás Poggio recibe alimentos cuando se le había prescrito dieta absoluta y se le suministra tranquimazin.

Después de tres días sin que la situación mejorase para el paciente, éste, "en un estado de absoluta desesperación", según relata la hermana, se va del hospital a las 2.30 horas de la mañana del 28 de junio, regresa a su domicilio en La Laguna y fallece en plena calle a las 11.30 horas del mismo día frente a la Policía Local de dicha ciudad.

La autopsia realizada el 29 de junio de 2004 revela que "la causa fundamental de la muerte" de Tomás Poggio Morata es "una peritonitis aguda tras una apendicitis aguda y "la causa inmediata" de la muerte es "un íleo paralítico secundario a la infección peritonítica sin resolver".

El íleo paralítico, también llamado seudoobstrucción, es una de las principales causas de obstrucción intestinal y uno de los factores que lo produce, entre otros, es una infección intraperitoneal.

Por su parte, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias evitaba ayer pronunciarse al respecto, recordando que "se trata de un caso que sigue abierto y en trámite en la Secretaría General de Servicio Canario de Salud".

Respecto al retraso que acumula ya la emisión de la resolución, manifiestan que "es habitual en los casos de este tipo".