Un empate. Ni lo suficientemente bueno para valorar una reacción positiva en el Tenerife ni lo suficientemente malo como para asegurar que este equipo está muerto y que la decisión de prescindir del entrenador está tan clara que se toma sola. Los blanquiazules derrocharon esfuerzo y se mostraron comprometidos con el planteamiento experimental que, en esta ocasión, les pidió por sorpresa su técnico.

Otra cosa es que ese planteamiento diera sus frutos. Porque un punto en el campo del recién ascendido y vicecolista Ponferradina no parece suficiente. Sobre todo viendo la trayectoria global del preparador gallego en el banquillo, donde llegó con el equipo último y, 15 jornadas después, sigue último y más lejos de la salvación. Tampoco el cambio supone gran cosa, puesto que permitió lograr el mismo premio que hace dos semanas en Valladolid (otro equipo en mal momento) con la fórmula anterior. La decisión es difícil y, en la semana del derby ante Las Palmas, más aún. Seguir esperando a que Mandía dé con la tecla o variar el capitán del barco y acertar con el nuevo jefe.

Casi como si de su última oportunidad se tratara, el entrenador blanquiazul quiso revolucionar el once inicial de su equipo y, para ello, cambió el dibujo y prescindió de presuntos pesos pesados como Julio Álvarez o Ricardo. La formación sonaba a cerrojazo... en el campo del penúltimo. Con los tres centrales disponibles en la alineación, Bertrán y Bellvís ejercieron como carrileros. En el medio quiso repetir la fórmula de la segunda parte ante el Albacete con Mikel como único pivote y dos hombres muy cerca de él. Los elegidos, Kome y Omar, tenían que participar mucho en el juego. Se les unió Natalio, sacrificado esta vez para el trabajo en la diestra.

Quizá por el despiste de la novedad o por el lógico empuje local en la salida, los primeros minutos desvelaron ciertos desajustes en la zaga insular. De Paula pidió penalty en una acción de David Prieto, que obstaculizó su remate con la última línea ya superada (3''). Más tarde, Luis Prieto cabeceó fuera una falta sacada por Redondo (16''). Como quiera que el centro del campo berciano tampoco destaca por su creatividad, los ataques que finalizaba se fueron espaciando más en el tiempo.

La presión de un Tenerife especialmente intenso en esta labor ayudó a dejar sin ideas a su adversario y propició los primeros errores de peso. Luis Prieto regaló un balón a Nino, que se internó en el área y centró. Natalio no llegó al remate porque se le adelantó Redondo, que a punto estuvo de introducir la pelota en su portería al ejecutar el despeje (22''). La escuadra blanquiazul realizó su primer remate en un córner sacado por Kome y que cabeceó alto Melli en el primer palo (25''). Fue un aviso del gol. Otro saque de esquina permitió a Pablo Sicilia adelantar a su equipo, después de un centro de Omar y la posterior dejada de Mikel Alonso (32''). La defensa berciana solo miró.

Ya con el marcador a favor, el Tenerife aprovechó las dudas de los jugadores de Nistal para volver a asustar a la parroquia local, gracias a un centro de Natalio al que Nino llegó demasiado forzado (34''). Tiró de amor propio la Ponfe, que respondió con una jugada de Cristian que Del Olmo remató a bocajarro y recibió una respuesta colosal de Sergio Aragoneses (40''). El tiempo de descanso aclaró las ideas locales y confundió las visitantes. La Ponferradina se lanzó al ataque y fue metiendo a su rival, con miedo a perder el botín, en el área. No fue a base de ocasiones, pero sí de tener la pelota casi siempre. Los cambios de Nistal dieron sus frutos. Uno de los recién incorporados, Francis Suárez, pidió penalty en una internada en la que Sicilia le obstaculizó (68'').

Para entonces, Mandía había tenido que recuperar la línea de cuatro atrás por la lesión de Bellvís. Buscando recuperar el control, dio entrada a Hidalgo y luego a Ricardo. El medio tinerfeño pudo sentenciar el partido con una falta que se estrelló en el larguero (75''). Y como el fútbol es cruel en algunas ocasiones, llegó el empate justo después. Máyor (76'') recibió de Francis y encaró a Sergio, que nada pudo hacer. Sí evitó que De Paula completara la remontada (78''), igual que Mackay abortó una gran ocasión de Nino, a pase de Ricardo (83''). Estas dos ocasiones hicieron pensar a ambos equipos que un punto, aunque escaso, es mejor que nada.