La Sección Quinta de la Audiencia Provincial tinerfeña comenzó ayer el juicio contra cuatro policías nacionales de la Comisaría Sur de Playa de las Américas, dos de los cuales están acusados de un delito de abusos sexuales a una súbdita británica de unos 30 años que se encontraba detenida en los calabozos de dicha comisaría el 8 de junio de 2006 por una supuesta alteración del orden público en una conocida zona de copas.

Asimismo, otros dos policías, un inspector y un jefe de calabozos, deben responder por dos delitos de omisión del deber de persecución de los delitos. El fiscal solicita una pena de un año de prisión para cada uno, ya que la acusación estima que aun a sabiendas de que la turista había sido agredida dentro de los calabozos no hicieron nada para impedirlo ni denunciaron el hecho.

La acusación del fiscal

El escrito del Ministerio Fiscal asegura que el 8 de junio de 2006, sobre las seis y media de la madrugada, una ciudadana británica fue detenida en la vía pública por funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) de Playa de las Américas por la comisión de un presunto delito de atentado y otro de desobediencia a agentes de la autoridad. La turista fue trasladada a la comisaría en calidad de detenida e ingresada en los calabozos entre las siete y las ocho del referido día.

Esa misma mañana, prosigue el fiscal, el acusado J.G.V. realizaba funciones de coordinador de la Comisaría Sur, mientras el otro acusado M.C.R. era el responsable de la custodia en los calabozos.

En torno a las 11:20 horas, J.G.V. avisó al coche de policía en el que patrullaban el acusado M.F.G.M. y otro para que se trasladaran desde Costa del Silencio hasta la Comisaría y que el primero de ellos sustituyera al responsable de calabozos.

M.C.R., una vez se reincorporó a su puesto de trabajo en los calabozos, entabló una conversación con otra británica que estaba en la celda contigua a la de la víctima y fue con ella a fumar un cigarrillo en un cuarto cercano a las celdas porque según declaró esta ayer "estaba nerviosa y muy alterada". Este acusado también declaró que "en calabozos siempre hay mucho jaleo y ese día más porque había llegado una patera con más de 80 inmigrantes y los de Extranjería los estaban reseñando". Asimismo aseguró que cuando sacó a esa detenida la puerta de la celda de la víctima estaba cerrada y que cuando volvió se la encontró abierta. Según la práctica totalidad de los testigos, la turista estaba semidesnuda de cintura para arriba y que se insinuaba sexualmente, pero el único momento en que los acusados estuvieron en las dependencias de calabozos solos fue lo que tardó la otra detenida en fumarse un cigarro con el responsable de las dependencias. Por tanto, la versión que mantiene el acusado de abuso sexual de que la conoció la noche antes y que mantuvieron relaciones sexuales consentidas cuando él no estaba de servicio y que a la mañana siguiente se la encontró en los calabozos puede ser plausible, máxime cuando a él y a su compañero también acusado de abusos los vieron otros compañeros de fiesta.

La extranjera que se encontraba en la celda contigua a la de la víctima dijo que no la escuchó ni gritar aunque le dijo que la violaron, pero es que además la totalidad de los testigos confirmaron que la extranjera tenía evidentes síntomas de estar embriagada.

El presunto autor de los abusos y que conocía de la noche anterior a la víctima aseguró que lamentaba "mucho el haber pedido como destino Tenerife".