La comunidad internacional expresó hoy su preocupación por la situación política de Haití, que sumada a la devastación del país por el terremoto de 2010, la epidemia de cólera y la pobreza y la desigualdad crónicas pinta un sombrío panorama.

Haití está en "una encrucijada", dijo hoy de manera gráfica el subsecretario general para Operaciones de Paz de la ONU, Alain Le Roy, durante una reunión del Consejo de Seguridad.

Le Roy consideró de "gran importancia" que "la actual crisis política termine con rapidez para que el Gobierno y el pueblo haitiano se centren en la reconstrucción" de los daños del terremoto del 12 de enero de 2010.

El origen de la crisis está en los resultados oficiales preliminares de las elecciones presidenciales del 28 de noviembre, cuestionados por la oposición que alega que favorecen al oficialista Jude Celestin, en perjuicio de Michel Martelly, como rival de Mirlande Manigat en una segunda vuelta para la que no hay fecha.

Le Roy opinó que el Consejo Electoral Provisional (CEP) debe aceptar las recomendaciones hechas por la Organización de Estados Americanos (OEA), que verificó el proceso tras las denuncias, para evitar el riesgo de "una crisis constitucional, con el consiguiente malestar social e inseguridad".

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, expresó hoy su esperanza de que Haití acepte las recomendaciones de los expertos que verificaron los resultados electorales, y adelantó que el segundo equipo jurídico llegará este fin de semana al país para observar la fase de las impugnaciones.

"Yo tengo la esperanza de que las recomendaciones sean acogidas. Más allá de las discusiones que se han producido por la filtración del documento y las conclusiones políticas, las recomendaciones están tremendamente bien fundadas", dijo Insulza.

En concreto, la misión de expertos determinó que un total de 234 hojas de resultados no cumplían las condiciones necesarias y recomienda a las autoridades haitianas excluirlas del cómputo.

A la incertidumbre creada por el punto muerto del proceso electoral se ha sumado el inesperado regreso al país del ex presidente Jean Claude Duvalier después de 25 años de exilio en Francia, con la consiguiente polarización entre partidarios y detractores de su régimen dictatorial.

Otro haitiano ex presidente y exiliado, aunque éste elegido democráticamente, Jean Bertrand Aristide, manifestó desde Sudáfrica, donde está exiliado desde 2004, su deseo de regresar.

"El objetivo es muy claro: contribuir como un simple ciudadano a servir a mis hermanas y hermanos haitianos en el terreno de la educación", dijo Aristide en una carta difundida ayer por el Gobierno sudafricano.

Insulza dijo que la OEA está concentrada en resolver el tema electoral y recordó que a es a las autoridades haitianas a las que les corresponde manejar los casos de Duvalier y Aristide.

"Los otros problemas políticos... ojalá no hubieran ocurrido ahora. Ojalá pudiéramos completar el proceso democrático en Haití sin mayores alteraciones, pero finalmente son asuntos que la historia le ha legado a Haití. Tendrán que resolverlo", subrayó.

Como hizo tras el regreso de Duvalier, quien afirmó estar en Haití para "ayudar", el Gobierno de Estados Unidos manifestó hoy en relación a la carta de Aristide que lo importante ahora es pensar en cómo superar la crisis actual.

"Este es un importante periodo para Haití. Lo que necesita es tranquilidad, no acciones divisorias que lo distraen de la labor de formar un nuevo Gobierno", recalcó el portavoz del Departamento de Estado Philip Crowley.

En el Consejo de Seguridad, la embajadora de EEUU ante la ONU, Susan Rice, advirtió hoy de que el país corre el riesgo de perder el apoyo internacional si no cuenta pronto con un gobierno democrático.

"El apoyo duradero de la comunidad internacional, incluidos los EEUU, exige un proceso creíble que represente la voluntad del pueblo haitiano", señaló la representante estadounidense, que también expresó su respaldo a las medidas recomendadas por la OEA.

En París, la directora general de la Unesco, Irina Bokova, instó hoy a la comunidad internacional a seguir enviando ayuda a Haití sin esperar a que la situación política se aclare. "Es una cuestión moral y una prueba de humanidad", dijo.

"La situación política es compleja, pero el apoyo a las instituciones es fundamental para el buen funcionamiento del Estado, y no consideramos que todo tenga que estar en su lugar para hacerlo. No es una excusa aceptable porque si no lo cotidiano se vuelve cada vez más complicado y acaba siendo un círculo vicioso", advirtió.

La enviada especial de la Unesco para Haití, Michaëlle Jean, destacó también la necesidad de que el actual proceso electoral en el país se realice "con calma porque hace falta que los trabajos de reconstrucción continúen y que la comunidad internacional no ceda a la tentación de quedarse a la espera para apoyar a la población".

La embajadora brasileña ante la ONU, María Luiza Ribeiro Viotti, subrayó hoy que la crisis política haitiana exige una solución legalmente correcta y políticamente viable.

"Es crucial que se agote el proceso electoral de una manera transparente y efectiva, dentro de un respeto total a la legislación pertinente", apuntó en la reunión del Consejo de Seguridad.

Hoy el Gobierno de Estados Unidos recomendó a sus ciudadanos que no viajen a Haití por diversos motivos, entre los que mencionó la delincuencia, el brote de cólera, los disturbios frecuentes y violentos en Puerto Príncipe y la limitada protección policial.