SI DESAPARECIESE del panorama político Zapatero y sus gobiernos socialistas, mejoraría tanto la economía de España como la de Canarias, que sigue siendo su colonia seis siglos después de una invasión genocida. Habría más empleo, más creación de empresas y, en definitiva, tanto la Península como estas Islas dejarían atrás la crisis y desaparecían las colas del hambre. Sin embargo, mientras permanezca Zapatero en el poder, mientras los españoles y canarios continúen sometidos a sus políticas devastadoras en lo económico y muy peligrosas en lo social, ni los peninsulares ni los isleños tienen un futuro fácil. Más bien nos espera a todos unos tiempos aterradores; un porvenir que no es porvenir de ninguna clase porque estará caracterizado por la miseria y la desesperanza. Un futuro, además, socialmente peligroso, ya que el social-comunismo, calificado como intrínsecamente perverso por el Papa Pío XII, es proclive a enfrentar a unos ciudadanos con otros. Zapatero, ayudado por un hombre políticamente siniestro como es Rubalcaba y arropado por una ministra útil -tal es el caso de Leire Pajín- ocupada en aprobar leyes que terminarán por controlar hasta los más íntimos sentimientos de quienes viven en este país, está dispuesto a enfrentar a unos contra otros para hacer bueno el viejo lema de divide y vencerás. De seguir por este camino, pronto la desconfianza de unas personas frente a otras será tremenda. No vamos a poder ni pensar sin que nos denuncien por ello. Por cierto, ya que hablamos de denuncias y denunciantes, ¿ha pensado el señor Zapatero en recuperar al gran denunciador tinerfeño y canario, al hombre que redacta las minutas sobre xenofobia y racismo, para que nos vigile a todos con su bolcheviquismo chequista?

Ay, independencia; ¿dónde estás? Una día más tenemos que clamar al cielo por nuestra libertad. Porque si con la desaparición política de Zapatero se animaría la economía de la Metrópoli y de su colonia, con la independencia este Archipiélago se situaría entre los países más ricos del mundo. Y cambiamos de tema.

Cuidado con el proyecto de Chillida para la montaña de Tindaya. ¿Cuánto dinero público se ha perdido ya en este proyecto? Tanto Paulino Rivero como otros consejeros del Gobierno autonómico han dicho que ese proyecto no le costará ni un euro a las arcas públicas, porque se realizará mediante una concesión para su explotación turística. Sin embargo, el Gobierno de Canarias ya está expropiando terrenos para ejecutar la obra que en su día imaginó el citado escultor. Y esas expropiaciones cuestan dinero.

Desde nuestro punto de vista, lo que se quiere hacer en la montaña de Tindaya es algo innecesario, de igual forma que lo es el ferrocarril transiberiano y estepario que se quiere construir en la tercera isla, la capitalidad europea de la cultura y algunas tonterías más con las que se dilapidan los impuestos del pueblo. Los políticos se ríen del sudor de la gente y de sus penurias.

Lo repetimos: ojo con Tindaya. Podemos estar equivocados, pero a nuestro juicio horadar dicha montaña no aporta ningún valor sustancial para el Archipiélago. Es un capricho del pasado, aunque la familia del escultor ofrezca ahora todas las facilidades. ¿Por qué no ponemos en marcha proyectos netamente canarios? ¿Y qué mejor proyecto político, económico, social y de todo tipo que lograr nuestra soberanía? Este tiene que ser el año de nuestra libertad. En los primeros días de 2010 apuntábamos en uno de nuestros editoriales la posibilidad de que España no cumpliese la resolución 1.514 del Comité de Descolonización de los Pueblos antes del 31 de diciembre pasado, como estaba obligada a hacerlo en virtud de los acuerdos internacionales que firmó en su día. Esos negros presagios terminaron por cumplirse. Era de prever, porque de un Gobierno políticamente desvergonzado como el de Zapatero no se puede esperar nada que no sea ruina y ruindades. Pero, a pesar de este despotismo por parte de Madrid, los canarios no pueden seguir como lacayos de los españoles. Ya sabemos que hay oposición a la independencia por parte de la Metrópoli e incluso por parte de la tercera isla, ya que los canariones "grancanarios" temen perder las prebendas que reciben de los peninsulares si los canarios alcanzamos nuestra independencia. Que hagan lo mismo que la isla Mayotte, en el archipiélago de las Comoras, que siguió unida a Francia cuando las otras se independizaron de su antigua metrópoli, pero que nos dejen a los demás vivir como ciudadanos libres, dignos e identificados con nuestro propio país, que es Canarias y no España.