El presidente electo de Costa de Marfil, Alassane Quattara, ha pedido a Londres ayuda militar para expulsar del poder a su rival, Laurent Gbagbo, que sigue considerándose ganador de las elecciones del pasado diciembre.

En declaraciones al diario The Times en el hotel donde vive con su familia y ha establecido la sede de un gobierno paralelo bajo la protección militar de la ONU, Ouattara afirma que varios países, entre ellos Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, han prometido apoyo "logístico" a sus planes para echar a Gbagbo.

Tanto la Unión Europea como la Unión Africana y Estados Unidos han reconocido a Ouattara como el triunfador legítimo de las elecciones, y ésta acusa a su rival de estar sacando fondos del banco central regional de los países africanos occidentales en desafío a las sanciones de la ONU.

La Comunidad Económica de Estados Africanos Occidentales (Ecowas pro sus siglas en inglés) ha amenazado con recurrir a la fuerza si Gbagbo no dimite voluntariamente, pero ninguno de los países tienen las fuerzas especiales necesarias para cumplir su amenaza, según los expertos.

Preguntado si Ecowas dispone de esa capacidad, Ouattara responde: "Estados Unidos, Europa y el Reino Unido han dado seguridades a Ecowas de que le darán el apoyo logístico para llevar a cabo (tal operación). Necesitarían ese tipo de apoyo del Reino Unido y otros".

Un portavoz del ministerio de Exteriores británico declaró al periódico que Londres está dispuesto a dar su apoyo a una fuerza de ese tipo, aunque sería "bueno que contase con un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU".

El primer ministro del Gobierno de Ouattara ha visita Togo y Burkina Faso en busca de ayuda mientras que su embajador ante la ONU tratará de obtener el apoyo del Consejo de Seguridad a un eventual ataque.

Según un diplomático occidental, "el trabajo duro lo harán esencialmente las tropas africanas sobre el terreno", pero los países de la UE, Gran Bretaña incluida, "apoyan activamente" potenciales acciones militares por parte de Ecowas.

Ouattara no cree posible que Gbagbo, que sigue controlando al Ejército, le mantenga virtualmente prisionero en ese hotel hasta que el mundo se olvide de él, como han intentado hacer sin éxito los generales birmanos con la política opositora Aung Sang Suu Kyi.

"Tengo a embajadores reconocidos (diplomáticamente) en Londres, Washington, París y la ONU y muy pronto los tendré también en los países africanos vecinos", dice Ouattara, según el cual no hay que descartar la posibilidad de que el Ejército termine derrocando a su rival.