Contradicciones de este triste Tenerife: un derby lastrado por la excesiva mano táctica desde el banquillo, se le escapó al final por falta de respuesta de su entrenador. Mandía, que construyó una alineación para protegerse defensivamente, no tuvo las luces necesarias al final para saber alejar el peligro de su área. Y ese peligro era Mauro Quiroga, el más corto de fútbol y el más largo de tamaño. Con su envergadura desajustó a los dos centrales del Tenerife, apareció como referencia cerca del área, forzó varias faltas, empujó a la defensa hacia su portería y acabó empatando. Cuando aparece un jugador de esa estatura, hay que alejarlo del área, porque hace daño. Quiroga entró en el 73 y la respuesta de Mandía fue cero. Esperó al 84 para meter a Iriome en lugar de Omar. La situación pedía a Antonio Hidalgo para manejar la pelota, quitarle la iniciativa al rival y dejar morir el partido en campo del rival... Se veía venir. Y llegó, aunque cuesta cree que la peor versión de la Unión Deportiva que se recuerda por estos pagos haya salido de aquí festejando después de firmar un partido plano, insulso, sin fútbol ni consistencia. Si sigue compitiendo a ese nivel, será compañero de viaje.

El experimento.- Mandía perdió a Mikel por lesión antes del partido y cambió el dibujo. Salió con un 4-1-4-1 y colocó a Pablo Sicilia de pivote entre las otras dos líneas. No fue una marca al hombre, pero sí un marcaje, el que el grancanario del Tenerife realizó a Jonathan Viera. Pablo lo anuló, pero lo verdaderamente discutible es la idea, con la que hizo del Tenerife un equipo más pequeño de lo que ya es. Mandía se supeditó al rival y construyó una alineación con la sola idea de protegerse, de manera que cuando el equipo recuperó la pelota improvisó, pero su juego ofensivo no tuvo continuidad, ni toque, ni elaboración. Atacó a base de transiciones, de pases largos desde la defensa y de cambios de orientación para que se la jugara a su bola el atacante de banda. La segunda línea, con Ricardo y Kome por dentro, salió a apretar y ahogar a la del rival. Así, las mejores opciones antes del descanso se generaron a partir de los dos o tres robos de balón que le hizo Ricardo a David González, que permitieron transiciones en carrera, con Nino como referencia. Al delantero le cayeron todos los pases a su pierna mala... Total, que la primera parte, sin juego, crispada por la falta de autoridad del árbitro, discontinua y aburrida, tuvo pocos sobresaltos, porque Las Palmas tampoco está para imponer su juego. David González (un media punta reconvertido a organizador, como Kome ayer) lleva el peso, pero no sujeta el partido, perdió muchos balones y rara vez salió de la presión para crear superioridad frente al área local. Las únicas acciones de peligro fueron esporádicas, como la mano que sacó Barbosa para evitar que el centro de Marc Bertrán llegara a Nino en el 17'' o las dos paradas seguidas de Sergio a disparos de Quero dentro del área, entre el 25'' y el 26''. Aún poco antes del descanso, Ricardo pudo abrir el marcador con una falta que lamió el larguero.

Hizo lo difícil.- El Tenerife salió más intenso después del descanso y Luna, rompiendo desde atrás, pudo marcar en una combinación con Nino (5''). Esa acción enganchó a la grada, que apretó mucho y ayudó a encerrar a la UD, hasta que cayó el gol de Melli. Con siete minutos de partido, la ventaja en el marcador le puso el triunfo en la mano al Tenerife, que sin embargo gestionó de mal en peor el resto del tiempo. Frente a un rival tan frágil, el más goleado de la categoría, lo esperado era rematar el resultado a la contra, porque el balance defensivo amarillo es muy pobre. Incluso los minutos siguientes al tanto de Melli fueron los que más evidenciaron la diferencia entre uno y otro equipos, el Tenerife creció y Las Palmas desapareció de la escena. Pero Paco Jémez hizo cambios vinculantes con el estado de cosas en el campo. Le dio frescura a la organización (Jorge), revitalizó la banda (Pedro Vega) y se la jugó con Quiroga, que solo había actuado un cuarto de hora en toda la Liga. Mandía, que fue cambiando hombre por hombre (uno de ellos Dubarbier), tuvo tiempo de alejar al gigante de su área para evitar que pasara lo que pasó, pero en lugar de buscar posesión con la entrada de algún centrocampista, dejó correr el reloj y cuando hizo algo eligió la inadecuado: Iriome por Omar, cambio insulso, sin efecto. Las Palmas se valió de Quiroga para ganarlas todas cerca del área y fue haciendo retroceder al Tenerife, hasta que cayó el gol del empate. Cada uno tuvo la clase de suerte que se buscó

TENERIFE

LAS PALMAS

TenerifeSergio Aragoneses; Marc Bertrán, Ezequiel Luna, Melli, Beranger; Pablo Sicilia; Ricardo, Kome, Natalio, Omar Ramos; y Nino.

En el minuto 58, Dubarbier entró por Kome; en el 69, Juanlu Hens suplió a Natalio y en el 84, Iriome ocupó el sitio de Omar.

Las PalmasBarbosa (1); Aythami (1), Samuel (1), Pignol (1), Ruymán (1), Armiche (0), David González (1), Adrián "Pollo" (1), Quero (1), Jonathan Viera (0) y Javi Guerrero (0).

En el minuto 59, Pedro Vega (1) entró por Armiche; en el 68, Jorge (0) suplió a David González, y en el 73, Mauro Quiroga (2) ocupó el lugar de Javi Guerrero.

ÁrbitroMario Melero López (Comité Andaluz). Mal. Se dejó en el bolsillo más tarjetas de las que sacó. En el minuto 13 hubo un derribo a Nino que pudo haber sido penalty. No estuvo acertado tampoco en las jugadas de apreciación fuera de las áreas. Amonestó a los locales Ezequiel Luna, Beranger y Dubarbier, y a los visitantes Adrián "Pollo" y Pignol.

Goles1-0, m.51: Melli, de cabeza a la salida de un córner.

1-1, m.87: Mauro Quiroga, de disparo raso a centro de Quero. IncidenciasEncuentro de la vigésimo primera jornada de Segunda División, Liga Adelante, disputado en el Heliodoro Rodríguez López ante 20.275 espectadores. Los locales portaron brazaletes negros, en señal de luto, por los fallecimientos recientes del ex futbolista local Enrique Vicedo y el ex presidente José Antonio Oramas. Espectacular recibimiento de la afición tinerfeña a sus jugadores, con enormes pancartas en los fondos y en San Sebastián. El contingente de aficionados amarillos rebasó su espacio en San Sebastián.