El derby fuera del terreno de juego dejó como balance diversos daños materiales y dos heridos de escasa gravedad, según fuentes de la subdelegación del Gobierno que detallaron ayer a EL DÍA que, en términos generales, se encontraban satisfechos porque no se produjeron graves altercados como sucede en otros eventos de este tipo.

Aún así el CNP (Cuerpo Nacional de Policía) tuvo que intervenir en diversas ocasiones durante el traslado de los aficionados amarillos a la Isla. Incluso antes de que salieran de Gran Canaria se incautó de diversas bengalas y petardos.

El retraso del barco.- La subdelegación también reconoce que el no haberse cumplido con el horario establecido inicialmente por el retraso en la llegada del primero de los dos barcos que trasladaron al millar de aficionados amarillos ocasionó diversos trastornos a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. El principal es que dicha demora les obligó a desplazarlos al estadio con mucha más rapidez de la que habían planeado. Durante el recorrido hubo de atenderse a un aficionado de Las Palmas que recibió una pedrada. Aunque ello no le impidió ver el encuentro.

Rezagados.- La rapidez con la que se recorrió el camino entre el muelle y el estadio propició que un grupo de hinchas se quedaran rezagados. Fueron ellos, dice la subdelegación, quienes ocasionaron daños en la mayor parte de los coches que estaban aparcados en la zona del TEA -rompieron los retrovisores de más de cien coches, según fuentes no oficiales-. En todo caso, la subdelegación asegura que el CNP logró identificar a todos ellos.

Por otro lado, las fuerzas de seguridad tuvieron que intervenir a la entrada del Rodríguez López para requisar diversas mochilas a otro grupo de aficionados de la UD dado que sospechaban que portaban bengalas y/o petardos. Ya dentro del recinto, la Policía levantó varias actas por hechos de diferente índole que vulneran la ley del deporte como el lanzamiento de alguna botella.

Vuelta a Gran Canaria.- Los aficionados amarillos salieron del Rodríguez López casi una hora después de haber acabado el derby. Y el trayecto hasta el muelle fue tranquilo. Las fuerzas de seguridad del Estado solo registraron un incidente. Como en el camino de ida, otro aficionado fue apedreado, por lo que la Policía movilizó una ambulancia. El afectado no quiso ser trasladado a ningún centro porque no quería perder el barco hacia Gran Canaria.

Cuatrocientos de más.- En el sector acotado para los aficionados de la UD Las Palmas había ayer unas 1.300 personas, según cálculos del Tenerife, cuando la zona tenía unos mil asientos y estaba destinada para acoger a 900 personas. Corría el minuto 15 de partido y aún entraban aficionados de Las Palmas al Heliodoro. Poco a poco el habitual sector en la confluencia de San Sebastián y Herradura se fue llenando. Llegó un momento en que estos se agolpaban en las bocas de acceso a la grada, dado que no había ni un asiento libre. Ello se produjo porque la Policía decidió que los tornos de acceso debían desconectarse con la intención de garantizar que el grupo de seguidores se perdiera el menor número de minutos posible de partido. Pero no se tuvo en cuenta que no todos los amarillos tenían entrada para esa zona -los que compraron su localidad por su cuenta tenían sitio en otras gradas-. Los principales afectados fueron los aficionados situados en el sector V de Herradura, a quienes primero los propios aficionados de la UD y luego la Policía pidieron que cedieran sus lugares, un hecho insólito en un partido de alto riesgo. La Subdelegación dice que la Policía, de acuerdo con el Tenerife, planeó que cada aficionado amarillo iba a tardar unos 30 segundos en acceder al estadio.