Ni siquiera el día de su despedida Carlos Mandía dejó de sonreir. Pero sus ojos delataban lo duro que le resultó decir adiós al que ha sido su equipo durante cuatro meses y medio. Estuvo durante unos diez minutos en el interior del vestuario. Se despidió uno por uno de los futbolistas y el resto de trabajadores, igual que Quique Sanz -su preparador físico- y Antonio Puche -su segundo-. "Me llevo un recuerdo fantástico, del club, de los jugadores y de la Isla. Les deseo lo mejor", dijo, al tiempo que no quiso valorar los motivos de su despido. Eso sí, confesó que le "hubiera gusta estar más tiempo" en el equipo y "que los resultados hubieran sido mejores". El ex entrenador considera que su marcha del Tenerife "es una gran lección" que indica que "en la vida tres minutos te cambian por completo". "Pudimos haber sido casi héroes en el partido y ahora estamos en otra situación", lamentó. Mandía está seguro de que el Tenerife se salvará y reveló que le pidió al plantel que le "inviten a cenar cuando lo consigan". Además confirmó que había coincidido con Tapia: "Me da muy buenas sensaciones. Seguro que ayudará mucho al equipo y al revés", comentó. En este sentido, apuntó que le daría como consejo al equipo "que siga igual que está el camino correcto".