El abandono del campo que se ha producido en Canarias en los últimos 40 años ha propiciado la recuperación de la laurisilva (vegetación del terciario), en las fachadas norte de las islas occidentales, ha dicho en una entrevista Marcelino José del Arco, catedrático de Botánica.

Marcelino José del Arco indicó que el abandono de la agricultura ha propiciado la expansión natural de los matorrales de fayal-brezal, que son secundarios de laurisilva, que invaden con rapidez los terrenos en los que aún no se ha perdido el suelo y procuran la restauración del ecosistema.

Muchos de estos fayal-brezales han alcanzado desarrollo importante y forman bosques secundarios de laurisilva próximos a la madurez.

Este catedrático de la Facultad de Biológicas de la Universidad de La Laguna comentó que este fenómeno se observa incluso en algunos lugares en los que la laurisilva parece la originaria pero en los que se observan los muros de los campos de cultivo abandonados y los aterrazamientos.

Es decir, agregó Marcelino José del Arco, se ha producido una reinvasión y una recuperación en su territorio potencial.

En cuanto a cifras de laurisilva, explicó que se estima que en Fuerteventura hay 5 hectáreas (residuos tetimoniales dispersos en los riscos de Jandía), en Gran Canaria 165, en Tenerife 1.996, en La Gomera 3.576, en La Palma 3.641 y en El Hierro 798.

Si a éstas se le añade el fayal-brezal, las cifras serían 5 hectáreas en Fuerteventura, 243 en Gran Canaria, 10.061 en Tenerife, 6.889 La Gomera, 11.297 en La Palma y 2541 en El Hierro.

Las cifras óptimas (potenciales) estarían en 5 hectáreas en Fuerteventura, 19.331 en Gran Canaria, 32.641 en Tenerife, 9.540 en La Gomera, 18.878 en La Palma y 6.229 en El Hierro.

Marcelino José del Arco señaló que en un estudio que se realiza sobre la vegetación del Parque Nacional del Garajonay (La Gomera) y su entorno, se observa de forma clara que con respecto a 1951 el monteverde recupera terreno.

También habló de la situación de los bosques, que en Canarias llegaron a cubrir el 39 por ciento de la superficie de las islas y cuya extensión se ha reducido hasta el 14 por ciento de la superficie canaria, mientras que los tabaibales-cardonales, que fueron la vegetación más extensa, con presencia en el 48 por ciento de la superficie, ahora sólo persisten en un 14 por ciento.

Los datos proceden de un estudio cartográfico realizado durante quince años por el Grupo de Flora y Vegetación Canaria del Departamento de Biología Vegetal y que ahora se han concretado de manera numérica por Marcelino José del Arco Aguilar, Ricardo González-González y Víctor Garzón-Machado, del Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de La Lagua (ULL), y por Bernardo Pizarro Hernández, de la empresa Grafcan SA, y publicado en la revista científica "Biodiversity and Conservation".

En ese artículo, "Vegetación actual y potencial de las Islas Canarias y su estado de conservación", se describen las principales unidades de vegetación del Archipiélago, tanto las que corresponden a las comunidades potenciales (el óptimo de la vegetación en el territorio) como las derivadas de su sustitución.

El 46,8 por ciento de la superficie de las islas Canarias está protegida y los espacios naturales comprenden el 40,4 por ciento, pero esa protección se da sobre todo en las partes altas de montañas de las islas.

El grado de protección en zonas medias y bajas es escaso y las áreas fragmentadas, áreas que incluyen, entre otras comunidades vegetales, las zonas bajas de laurisilva, los bosques termoesclerófilos, tabaibales-cardonales, palmerales, sauzales, tarajales y las comunidades litorales.