El Tenerife solo duró medio tiempo. Insuficiente para ganar a un rival que con un jugador menos encontró su suerte en dos remates lejanos. El desenlace no invita al optimismo, pero el desarrollo del partido sí da para pensar que el equipo empieza a construir una manera determinada de jugar, que además entronca directamente con las características de la mayoría de sus futbolistas. La primera parte de ayer nos acercó al Tenerife de siempre; la segunda puso en evidencia que este equipo necesita más físico en medio campo, porque con los peloteros no le alcanza para tomar ventaja y luego defenderla. La llegada de un medio centro de contención es básica, pero cuajen o no refuerzos de nivel, hay que insistir en la idea que se puso en marcha anoche. En realidad, con estos futbolistas, no hay otra.

El Granada se colocó por delante cuando aún no había hecho nada para ello. Fue en una falta discutible, lejos del área, que Dani Benítez puso en la escuadra. Un golazo que castigó la buena salida de un Tenerife decidido a jugar al fútbol desde el saque inicial.

Antonio Tapia va a apostar por recuperar las señas de identidad de siempre en este equipo. Ricardo y Julio Álvarez como pareja de organizadores. Antonio Hidalgo en la labor de enganche, pero no tan enterrado arriba como jugaba con los otros entrenadores, sino cubriendo más campo entre líneas; y Juanlu y Omar en los costados. Todo fútbol. Porque más importante que la elección de este tipo de jugadores es la idea de apostar por el juego de posesión, de toque, de combinación. El equipo hizo los mejores minutos de la temporada, tuvo la pelota, se asoció, llegó a los costados y encontró buenos pases para generar peligro. De tal forma que Hidalgo rozó el gol justo después del 0-1 tras un pase de Juanlu de los de antes... No tardó en aparecer el gol. Lo marcó Hidalgo, que mandó en el partido con Julio Álvarez de suministrador de balones. La jugada del empate nos devolvió la imagen del Tenerife de los buenos tiempos, tocando hasta encontrar espacios de remate. Sólo 10 minutos después, el Granada perdió a Orellana por dos amarillas absurdas y, en la jugada siguiente, Julio Álvarez marcó en el saque de la falta. Ayudó José Juan, pero Julio le pegó duro y a la cepa del poste.

Con la ventaja local, el partido llegó al descanso sin sobresaltos, porque la única respuesta del Granada fue un tibio cabezazo de Geijo que paró Sergio. Nada más suceder la expulsión de Orellana, Tapia planeó su primer cambio. Lo hizo sin llegar al descanso, entró Beranger y se marchó Melli. Pablo, que entró al campo a marcar a Orellana, se había quedado sin función en la banda y Tapia quería aprovechar el costado para atacar por fuera...

No aguantó.- El Tenerife entró frío al segundo tiempo, pero cuando despertó ya jugó con la mente en el resultado. Algo irreprochable en esta situación. El Granada, que había empezado con un 4-3-3, quitó a Óscar y metió a Carlos Calvo, que unió la segunda línea con el ataque. El partido estaba más cerca del 3-1 que del empate, como lo demuestra la clarísima ocasión de Hidalgo de cabeza a centro de Bertrán (6'') o el tiro de Julio Álvarez que puso a prueba a José Juan (23''), aunque el Granada estaba ganando campo, porque al Tenerife no le daba la frescura para recuperar posiciones con el mismo dinamismo que lo hizo antes del descanso. Y llegó el empate, que surgió de una acción tan aislada como desgraciada. Una falta provocó un rechace defensivo, lo enganchó Carlos Calvo, el balón le botó delante a Sergio y se coló en el marco.

Campos de ataque.- Tapia reaccionó con una apuesta de valentía. Dio entrada a Natalio, sacó del campo a Bertrán, le dio la banda a Juanlu desde atrás, colocó a Hidalgo en la zona de medio centro y dejó a Julio Álvarez en la derecha, para que cayera por dentro y creara superioridad cerca del área. El Tenerife volvió a hacerse con el balón, pero ya sin frescura y, sobre todo, sin paciencia. Los síntomas de los últimos 15 minutos se parecieron mucho a los de antes de Tapia, falta de pase, centros precipitados, mala selección de las entregas, mucho ansiedad... y fatiga, porque una de las desventajas de jugar con tanto futbolista de toque es su falta de fondo, mucho más notable en jugadores que no tiene hábito esta temporada de disputar la hora y media (Hidalgo, Juanlu, Julio Álvarez...). El equipo no acabó muy entero, pero pudo haberse llevado los tres puntos si alguien acierta a meter el pie para empujar la pelota a la red en el minuto 33, en un barullo provocado por otra buena jugada de ataque de todo el frente ofensivo.

El Tenerife sigue hundido, pero ya sabe cómo puede salir de ahí.