La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias continúa centrada en recortar al máximo el gasto farmacéutico y en un periodo de dos meses introducirá cambios en las recetas para evitar que los pacientes saquen de las farmacias más medicamentos de los que realmente necesitan y los acumulen en sus casas o los tiren cuando no han caducado y aún pueden utilizarse.

En concreto, la Dirección General de Farmacia trabaja ya en la implantación de un nuevo modelo que mejorará la receta electrónica y limitará el acceso a los medicamentos.

"El actual modelo se basa en un sistema de bloques de tratamiento de 30 días, y el problema es que la mayoría de los medicamentos no tienen 30 pastillas sino 28, por lo que desde el primer momento se le dan dos paquetes a cada paciente, es decir, 56 pastillas para 30 días y esto provoca que se acumulen medicinas. Con este modelo se regalan recetas para el futuro, y es necesario mejorarlo ", explica el director general de Farmacia, Buenaventura Fernández, que añade que "el problema de las recetas actuales es que cuando el médico las prescribe tiene una fecha y el paciente tiene que retirar el tratamiento en 10 días o se le caduca, y encima tiene que andar preocupado de que no se le pase la fecha en la que tiene que retirar el siguiente. Ahora, con la receta electrónica continuada, el médico activa el plan de tratamiento y sólo se tiene que preocupar de la posología y de cuándo quiere que se termine ese tratamiento. El paciente ya lo tiene en la farmacia y cuando vaya a retirarlo es cuando le empieza a contar el tiempo para ir a recoger la siguiente, de manera que retirará los envases uno a uno y según se le vayan terminando".

Cabe recordar que actualmente en el Archipiélago hay tres formas de receta médica: la receta hecha a mano, que según Fernández "perdurará pero de forma marginal para cuando se caen los ordenadores y obliga al médico a rellenar cada una de las recetas". En el caso de los pacientes crónicos, para no hacerles volver sólo para renovar el tratamiento, se les hacía hasta la siguiente visita, que es cada tres meses.

Luego está la receta informatizada, que también sirve para dar tratamiento para tres meses. "Esas recetas se deben escanear una a una para la facturación, lo que es absurdo, porque se pasa un formato informático a papel para luego hacerlo de nuevo informático".

Y por último está la receta electrónica, mediante la que el médico activa un plan de tratamiento y no hace falta imprimir ningún papel salvo la hoja informativa para el paciente en la que se registra toda la medicación que tiene que tomar y que se ha de presentar en la farmacia. "Este modelo es el ideal y se quiere conseguir que todas las recetas se hagan de forma electrónica porque es más cómodo para el paciente, para el médico e incluso para el farmacéutico", señala Buenaventura Fernández.

"La idea es que desaparezca la receta informatizada y todas las prescripciones se hagan por receta electrónica, salvo en el caso de los pacientes extranjeros que no tengan tarjeta sanitaria, a los que se les seguirán haciendo las recetas a mano", sentencia el responsable.