El tatuaje ha dejado de ser algo minoritario para convertirse en un complemento de moda para todas las edades. En Santa Cruz de Tenerife hay varios estudios dedicados a tatuar y sus propietarios son empresarios que pagan sus impuestos como autónomos de la rama de Estética.

El presidente de la Asociación de los Tatuadores y Anilladores Profesionales de las Islas Canarias (ATAPIC), Sulu''ape Pili Mo''o, asegura que la mitad de la población mundial está tatuada y aventura que, en su opinión, este porcentaje es superior en las Islas.

No existe un censo de personas tatuadas, pero la moda ya ha saltado barreras sociales y umbrales de edad: hoy se tatúa todo el mundo, afirman los tatuadores.

Carlos Pestano, de Santa Cruz Tatoo, explica que recientemente tatuaron a una mujer de 72 años, que decidió marcarse la piel con una florecita.

En el extremo opuesto, de los más jóvenes, también existe demanda, pero los tatuadores profesionales son reacios a dibujar sobre menores. De hecho, tanto Pestano como Pachu García, de Sin Rencor Tatoo, y Mo''o se niegan a realizar tatuajes por debajo de los 16 años, aunque tengan la autorización y el beneplácito de los padres.

Aunque cada uno esgrime sus motivos, son todos muy similares. Que a esas edades nadie está preparado para marcarse la piel de por vida, que el cuerpo aún tiene que crecer y cambiar y la piel (y el tatuaje) con él y, en fin, porque un tatuaje no es un tinte o un corte de pelo que puedes cambiar casi en cualquier momento.

"La pregunta que se debería hacer cualquier persona que se quiera tatuar es: ¿Qué quiero llevar toda mi vida en el cuerpo?", recomienda Pachu.

"Hay un montón de pibitas que se han tatuado los brazos. Cuando dentro de unos años piensen lo que han hecho van a flipar", se lamenta Carlos.

Asimismo, los tatuadores saben que aquí en Santa Cruz un tatuaje todavía hoy te puede cerrar las puertas de algunos trabajos. Por ese motivo, rechazan o recomiendan que nadie se tatúe "en la cara, en las manos" ni en lugares que no puedas ocultar en un momento dado.

Estos profesionales explican que el motivo que impulsa a una persona a hacerse un tatuaje es principalmente estético. "El 2% se lo hace por sentimiento del tatuaje", explica Carlos Pestano. En este escaso porcentaje entran los que se marcan con el nombre de la novia o el escudo del Tenerife, por poner dos ejemplos.

Cualquier parte del cuerpo se puede tatuar y pero no todas las personas pueden tatuarse. Personas con diabetes o seropositivos no pueden hacerlo, por las dificultades de cicatrización que acompañan a la enfermedad.

Para montar un estudio de tatuaje es necesario que el tatuador realice un curso higiénico-sanitario donde se le enseñan métodos de esterilización y cómo trabajar para cumplir con las medidas sanitarias. Sin embargo, no hay nada escrito o reglado sobre la formación que deben de tener.

Pachu explica que lo más común es que un tatuador te tome como aprendiz y te enseñe el oficio, tal y como ocurre con otras profesionales artesanales. Además, hay casos como el de Carlos, que estudió varias materias relacionadas con las Bellas Artes, o como Mo''o que aprendió en el estudio más importante de Madrid y estuvo años en Polinesia aprendiendo a realizar el tatuaje tradicional samoano.

Por este motivo, todos recomiendan que el cliente investigue bien al tatuador en cuyas manos se va a poner. Que pregunte, que le vea trabajar, que compruebe si cuenta con todas las medidas higiénicas necesarias y que no tenga miedo a ser pesado o visitar varios estudios. Nunca tatuarse en casa de un particular, donde se está expuesto a hongos y no se sigue una mínima higiene.

En el estudio de Mo''o se ofrece asesoramiento en este sentido y también la posibilidad de quitar un tatuaje que fue producto de una mala decisión o elección del tatuador. Mo''o explica que cuentan con un láser de última generación que "causa una reacción en cadena de las defensas naturales de tu cuerpo". La tinta, así, se va a expulsar "por el sistema linfático" de manera invisible. Sobre si este tipo de técnica deja algún tipo de cicatriz, Mo''o asegura que no, pero matiza que si el tatuador ha penetrado demasiado en la piel y ha tocado la dermis (que está por debajo de la epidermis) puede haber causado una cicatriz que no se puede quitar.

Para cicatrices de otro cariz se está usando también el tatuaje. Pachu detalla que algunos médicos están empezando a usar el tatuaje para dibujar pezones a las mujeres que se han tenido que someter a una extirpación como consecuencia de un cáncer de mama.

También está la micropigmentación, para perfilar labios o rayas en los ojos, cuyos aparatos no sirven para realizar un tatuaje en la piel. Mo''o aclara que estos aparatos sólo se pueden usar en las mucosas porque no pinchan "ni 500 veces por minuto" y que los que usan ellos alcanzan "los 2.500-3000 pinchazos".

Se han encontrado momias con 5.000 años de antigüedad con tatuajes, de lo que se deduce que este arte ni es nuevo ni parece que vaya a pasar de moda.