El tan esperado encuentro entre el Ayuntamiento de Santa Cruz, Puertos, Costas, los pescadores de San Andrés y los propietarios de las embarcaciones de recreo para la reorganización de los amarres de Las Teresitas lleva varios meses de retraso, lo que no hace más que incrementar la incertidumbre entre quienes aseguran tener su derecho garantizado sobre el uso de este espacio, que son los pescadores profesionales.

Sin embargo, sobre su futuro se cierne la posibilidad de que la actividad que acoge hoy en día el pequeño enclave pesquero de este pueblo del litoral de Anaga se traslade hasta la Dársena Pesquera, una posibilidad que, de momento, descartan los responsables de la Cofradía, que aseguran que, "a pesar de que sea la intención de la Demarcación de Costas, no la aceptarán "si no se nos entregan unas instalaciones en condiciones".

En este sentido, el vicepatrón de este colectivo, Gabriel Franquis, señaló que esta posibilidad no sería factible "si no nos facilitan los mismos medios y equipamientos con los que contamos en la actualidad", algo que supondría tener a su disposición un varadero y un punto de primera venta, "además de disponer de casetas para los pescadores que estén en condiciones, pues llevamos más de cinco años sin aquellas que nos prometieron y, a cambio, debemos compartir entre varios pescadores unos contenedores, donde se acumulan los materiales en unas condiciones tercermundistas".

En este sentido, Franquis señaló que en este espacio reducido deben guardar los amaños, porque no los pueden dejar en la calle, ya que "las artes de pesca cuestan mucho dinero".

Encuentro pendiente

En los primeros encuentros para abordar la situación de los barcos anclados en esta zona de la playa de las Teresitas, se determinó que había un exceso de embarcaciones que no eran de pescadores de la zona, ya que se trataba de personas que aprovechaban la circunstancia de que no debían pagar el amarre, hasta el punto de que por parte de Costas se llegó a establecer un plazo de 15 días para el desalojo. Sin embargo, esa decisión se ha demorado desde el pasado verano, en función de reuniones posteriores que aún no se han celebrado, para la toma de una decisión definitiva y que, en principio, podría suponer una reducción hasta 90 embarcaciones de las más de 160 que invaden la zona actualmente.

El responsable de la Cofradía de San Andrés señaló que el aprovechamiento de esta circunstancia "nos ha perjudicado a nosotros", aunque explicó que, después de que se empezó a negociar para depurar esta situación, "tampoco se ha ido nadie". Por ello, señaló que "de momento estamos esperando a que se celebre la reunión entre las administraciones", en la que señaló: "Reclamaremos defender lo que es nuestro y que sea para el uso exclusivo de los pescadores". Así, Gabriel Franquis dijo que en caso de que sobre la mesa se plantee el traslado de los profesionales a la Dársena Pesquera, "primero habría que consultarlo entre el colectivo", aunque remarcó: "Sólo sería saliendo en las mismas o en mejores condiciones, porque siempre nos plantean la misma postura de que salgamos de aquí".

No obstante, hay un sector que no quiere abordar esta posibilidad, porque la mayoría de los pescadores viven en San Andrés, cuya cofradía cuenta con unos 44 barcos, de los cuales, aquellos que se dedican a la pesca de altura ya están fondeados en la Dársena, de los que hay unos 20.

El resto de embarcaciones, de 5 a 12 metros de eslora, siguen en las instalaciones de la cofradía porque son de menor calado. Así, este miembro de la Cofradía de San Andrés indicó que "no nos extraña que la intención sea que salgamos de esta zona, para que este espacio sea gestionado por otras personas o entidades, como ha ocurrido en otros muelles, cuando nuestra supervivencia viene, precisamente, de gestionar nuestra propia actividad".

No obstante, sobre esta realidad "no se ha avanzado nada y, al paso que vamos, parece que están esperando a que pasen las elecciones y que lo solucione el que viene detrás, porque ya quedan pocos meses". Por ello, remarcó que una de las soluciones para esta zona del litoral de la capital sería hacer la tan demandada escollera delante del pueblo de San Andrés, con lo que se conseguiría su protección, y se podrían sacar los barcos para su traslado la Dársena Pesquera.