La sensación que se respira en el popular barrio de Buenos Aires es de "desánimo", pues según explican sus dirigentes vecinales, "no hay nadie que aparezca por aquí para comprobar cómo vivimos". Describen infinidad de historias en las que el protagonismo lo ocupa infraestructuras que jamás se han hecho, a pesar de que fueron prometidas, mientras que otras, una vez que fueron retiradas no se han vuelto a recuperar o el abandono paulatino de las ya existentes.

Sin embargo, a toda esta sensación de letargo se suman algunas realidades que les afectan de manera indirecta, pues quienes viven en esta zona señalan que tras la puesta en marcha de varios locales de ocio nocturno, "se ha ido incrementando la inseguridad".

Los fines de semana, tanto los viernes como los sábados, sus vidas cambian de manera radical, puesto que muchas de las personas que acuden a las discotecas del lugar protagonizan un botellón que se extiende por todo el barrio.

Desde la asociación de vecinos de Buenos Aires ponen de relieve que no sólo tienen que soportar los ruidos hasta altas horas de la mañana o la gran cantidad de basura que se acumula cada vez que concluyen estas concentraciones, sino que se producen algunos comportamientos que generan incertidumbre, ya que con frecuencia, señalan, "estas personas suelen protagonizar unos juegos incompresibles, como caminar por encima de los coches".

Explican que tras la entrada en vigor de la nueva ley del tabaco, muchos clientes de estos locales transitan más por la calle, por lo que el consumo de bebidas en los coches se ha disparado y, además, ponen la música a tope en sus propios vehículos, algo que se ha incrementado de manera notable.

Los representantes vecinales señalan que las discotecas cumplen con las normas y el sonido interior no se aprecia desde la vía pública, "pero de un tiempo a esta parte, lo que se nota es que hay más gente merodeando por la zona". Están a menos de 200 metros de sus casas, "aunque digan que es una zona industrial, pero aquí vive gente que soporta los ruidos y la basura". Ante esta situación, reclaman mayor presencia policial, para aportar más tranquilidad al barrio, "y para que digan a la gente qué puede y qué no puede hacer".

Otras carencias

Isidro Alonso, como presidente de la asociación de vecinos, señala otras carencias como la escasa iluminación de la calle principal de acceso a este barrio, cuyos habitantes conviven con una actividad industrial que les rodea, "y cuyo estado de abandono no está a la altura de una oferta comercial tan importante, ni para nuestras condiciones de vida".

Uno de los caballos de batalla del barrio lo representa la ordenación del tráfico, con una ausencia de aparcamientos que imprime a toda la zona una auténtica anarquía de estacionamientos, que acaba por ocupar las zonas de paso de peatones o los accesos a las naves industriales.

Sin embargo, para el colectivo vecinal, parte de este problema se solucionaría habilitando unos terrenos que, aseguran, "son propiedad de Hacienda, y cuya adecuación ya se le ha solicitado al Distrito Salud-La Salle, una propuesta que no ha sabido impulsar ninguno de los concejales que ha estado al frente de este tagoror".

Este espacio está en desuso, pero sus aceras están plagadas de coches todos los días, "mientras que si se acondicionara daría cabida a cientos de vehículos, aportando al barrio algo de coherencia y orden en el tráfico".

Cuestión de voluntad

La solución del barrio, según los vecinos, "no vendrá con una inversión económica, porque el distrito no tiene dinero, sino de la buena voluntad para organizar mejor tráfico", aunque confiesan que "ya estamos cansados de tanto luchas y de reclamar, porque la respuesta siempre es el olvido".

Las calles llevan años sin asfaltar, "salvo el reparcheo puntual que en nada ayuda, porque dejan el nivel por encima de la vía, lo que incrementa el problema para los coches y ruidos".

Uno de los pocos avances que ha experimentado el barrio en los últimos años ha sido el comienzo de las obras de una pequeña plaza al comienzo de la avenida República Argentina, una vieja aspiración de Buenos Aires que carece de un lugar de encuentro para sus vecinos. No obstante, el vecindario se muestra preocupado respecto al futuro mobiliario, ya que planten que sea dotada la plaza de bancos de una sola plaza, con el fin de evitar que este enclave se convierta en el hogar de muchas personas sin hogar que transitan por la zona.