Recientemente se cumplieron 35 años del día en que acabaron las obras de reconstrucción de la iglesia de La Concepción, que, en la noche del 24 de octubre de 1971, se derrumbó. la primera señal amenazadora se produjo a las 23:00 horas del citado día, al desprenderse un tirante simple del artesonado de la nave colateral izquierda. Ello motivó que, durante las 24 horas siguientes, la pared se inclinara peligrosamente y surgieran grietas.

El responsable de la obra, José Carlos Martínez Jiménez, informó a este periódico de que el apuntalamiento se realizó entre las 17:00 horas del día 26 y las 15:00 horas de la madrugada del 27, mediante perfiles metálicos de 10 metros de altura, sujetos con hormigón. "El peligro -contó- de derrumbamiento se había detenido y pronto, el 6 de noviembre, dieron comienzo las obras de restauración, por parte de la Dirección General de Bellas Artes, que habilitó un crédito extraordinario de 4 millones y medio de pesetas, gracias a las gestiones de los organismos públicos de Tenerife, el Obispado y muy especialmente del entonces comisario provincial de Bellas Artes, Jesús Hernández Perera, rector de la Universidad. Los trabajos duraron un año, pues se dieron por terminados a falta del pavimento, que concluyó el día 11 de noviembre de 1972".

Un día después, como precisó Martínez, a las 20:30 horas, domingo, se derrumbaron estrepitosamente las cubiertas de la nave recién reconstruida y de la nave central. Columnas de toba roja, arcos, artesonados, quedaron convertidos en escombros.

El clamor de La Laguna y de la isla de Tenerife, como señalan las crónicas, fue unánime. Todos solicitaron, junto al esclarecimiento de los hechos, la reconstrucción de la iglesia. No obstante, la magnitud de la catástrofe y el alto costo que suponía rehacer con fidelidad la obra arruinada no permitían concebir grandes esperanzas.

Dos meses después del derrumbamiento, y cuando parecía que estaban a punto de disiparse las últimas ilusiones de quienes lucharon desde el primer momento por la reconstrucción del templo, según la crónica de Eliseo Izquierdo, una feliz circunstancia vino a decidir de forma favorable tales aspiraciones.

El 6 de enero de 1973, el ministro de Vivienda, Vicente Mortes Alfonso, que ese día daba por terminada una estancia de carácter privado en Tenerife, momentos antes de dirigirse al aeropuerto de Los Rodeos para hacer viaje a Madrid visitó el templo.

Una pieza singular

La Dirección General de Arquitectura del Ministerio de Vivienda había terminado meses atrás un proyecto de restauración de la torre de la iglesia, considerada por el arquitecto Pons Sorolla, "una pieza singular y sin duda la mejor de Tenerife". La respuesta a las promesas de Mortes Alfonso fue rápida, ya que el Consejo de Ministros del día 12 del mismo mes de enero aprobó el decreto de restauración total del templo, que, además, acogía bajo su patrocinio el propio Jefe del Estado.

Las obras dieron comienzo en febrero del mismo año. Fueron adjudicadas a Construcciones Becerril, que había invertido hasta la fecha un total de 40.824.000 pesetas. Se efectuó el apeo, desmontaje y reconstrucción de las naves y zonas hundidas, el traslado y emplazamiento del coro en la capilla mayor, la restauración total de las partes de la iglesia no afectadas por el derrumbamiento, nuevo acceso a la torre, otro pavimento, instalación eléctrica en todo el edificio, supresión de la antigua capilla de la Cruz, remodelación de jardines y revoque de los exteriores del edificio.

Los proyectos fueron firmados por el arquitecto Francisco Pons Sorolla. Como aparejador intervino Gabriel López Collado. Intervinieron cerca de 200 obreros. La obra de carpintería fue supervisada por el maestro Manuel Suárez Díaz, la de herrería y forjado por los hermanos Trujillo, la de cantería por tres restauradores gallegos y dos canteros de Arucas. La tea utilizada la sirvió Serrerías Miño-Teide. El mármol de color rojo del pavimento se trajo de Alicante y el blanco de Almería. El reloj y el sistema electrónico para el repique de las campanas fue encargado a Organería Española, y la instalación eléctrica fue de Isolux. El maestro encargado de restaurar el órgano fue Antonio Pérez Arrocha, de Las Palmas. El capataz de la obra se llamaba Francisco Barrios, y el encargado y representante de la empresa constructora, José Carlos Martínez Jiménez.

El día 5 de diciembre de 1976, a las 19:00 horas, en el transcurso de una solemne función religiosa, el obispo de la Diócesis Nivariense, Luis Franco Cascón, bendijo la iglesia restaurada.

En aquel entonces hubo varios actos religiosos y culturales para conmemorar dicho acontecimiento, sin embargo este 35 aniversario ha pasado sin pena ni gloria por la memoria de políticos, asociaciones o colectivos sociales y religiosos. Como dijo una vez un gran escritor, La Laguna es una ciudad para el recuerdo, pero en los últimos años parece que muchos han perdido la memoria ante un aniversario de relieve, como este de la iglesia de la Concepción.

Sobre el templo hay que destacar que es el más antiguo de los de la isla de Tenerife y matriz del que salió el resto de iglesias tinerfeñas. En La Concepción se celebró la primera fiesta del Corpus de Tenerife en 1496.

La primera fábrica de la iglesia data de 1496-97, de la que no queda ningún rasgo. En 1511, el Cabildo de la Isla solicitó al Cabildo Eclesiástico de Las Palmas autorización para reedificar y ampliar el templo.

Estas remodelaciones se vieron frenadas por la oposición del Adelantado, cuyos intereses estaban orientados a favorecer el desarrollo de la Villa de Abajo.

Tras varios avatares, en 1588 la iglesia ya presentaba la distribución actual, formada por tres naves separadas por columnas. Debido a las obras y ampliaciones que sufrió en el siglo XVII hubo que acometer una reforma total.