El XXVII Festival de Música de Canarias llega a su fin con los dos conciertos que la Royal Philarmonic Orchestra, bajo la dirección de Charles Dutoit, ofrecerá hoy y mañana en el Auditorio de Tenerife. Ambos contarán con la participación de músicos canarios. Esta noche, el pianista grancanario Jorge Robaina actuará como solista en el "Concierto número 2" compuesto para dicho instrumento por Camille Saint-Säens, el gran compositor francés que pasó por las Islas a comienzos del siglo XX. Mañana le llegará el turno a otro pianista, el tinerfeño Gustavo Díaz Jerez, quien afronta su primer estreno absoluto como compositor en el ámbito del festival, donde ya ha actuado como intérprete.

"La gente me conoce sobre todo por mi faceta pianística, pero yo vengo componiendo desde los tiempos del conservatorio", subraya al respecto Díaz Jerez, para quien la creación es algo consustancial a su persona.

"Ymarja" (no con equis sino con jota, por deseo de su autor) es el segundo jalón de un ciclo sinfónico dedicado a las Siete Islas. El proyecto se inició con "Aranfaybo", recreación musical de las leyendas y los paisajes herreños, y continúa ahora con esta nueva obra que, según Díaz Jerez, se inspira en Tenerife y, en concreto, "en un bosque de laurisilva donde vivían los guanches" en la época precolonial.

El propio título de la obra alude a ese lugar desaparecido. "En tiempos de los guanches, dicho enclave, que hoy se correspondería con los altos de La Esperanza, era un bosque de laurisilva en el que los antepasados isleños realizaban cultos", explica el compositor.

Díaz Jerez precisa que "Ymarja, en el lenguaje de los guanches, significa brillante, nuevo o resplandeciente", idea que ha querido trasladar a los pentagramas. "De algún modo", señala, "ese paisaje perdido me sugería una atmósfera de niebla y árboles de formas tortuosas, por lo que he explorado una textura orquestal que se va transformando en el curso de la obra y que sugiere los cambios de luz natural a través de los cambios sonoros".

Según la naturaleza

Díaz Jerez se eleva a un plano técnico para exponer que su obra, desde el punto de vista del lenguaje, "es un híbrido entre la corriente espectralista (originada en Francia y que de forma sistemática explora cómo se descompone un sonido en sus parciales, en sus armónicos) y elementos de la música algorítimica, que recurre a procesos matemáticos aplicados a una estructura musical".

Ahora bien, matiza, "cuando la gente oye hablar de matemáticas aplicadas a la música se asusta y piensa que ésta será incomprensible. No es así en mi caso. Pensemos que aunque muchos sistemas se generan a partir del caos, en la naturaleza predomina el orden. Por eso, he tratado de que la obra crezca y se desarrolle de forma orgánica, a fin de que el público pueda disfrutarla sin problemas".

Díaz Jerez rechaza el hermetismo, de hecho opina que "una buena parte de la música contemporánea se ha pasado de la raya al proponer obras ininteligibles".

"El problema de mucha música contemporánea es que se ofrece encriptada. Si no conoces los códigos que te permitan descifrarla te está vedado el acceso. Puedes oír las obras, pero no sacas nada en limpio. Y eso es un error por parte del compositor. El arte deber comunicar y ser coherente", aduce.

"Ymarja es una obra con la que la gente va a disfrutar porque en ella hay fondos, texturas, niveles de percepción que actúan como escenarios en los que se manifiestan motivos recurrentes. Este aspecto también se encuentra en la naturaleza. Pensemos en una coliflor, que es un como un fractal, es decir, una estructura que se repite a muchas escalas y que sin embargo es coherente".

"Por compromisos profesionales de ambas partes", el deseable contacto previo entre el creador y el intérprete, en este caso Díaz Jerez y la orquesta dirigida por Charles Dutoit no se ha producido hasta la llegada de ésta a Canarias. Pero el instrumento es de tal calidad y el director tan bueno que la obra del compositor tinerfeño parece estar en las mejores manos.

"Como soy interpreté -dice Gustavo retomando la idea anterior- he tenido en cuenta al escribir mi obra que detrás de cada instrumento hay un intérprete y que no puedo exigirles imposibles. Es otro de los problemas que la música ha tenido a partir de la Segunda Guerra Mundial: proponer obras inejecutables. Yo conozco cada familia y cada instrumento, de modo que todo cuanto he escrito es realizable, lo que no quiere decir que sea simple", matiza.

La capacidad de los jóvenes compositores para deshacerse de corrientes y estéticas con la misma facilidad con las que las asimilan suscita la siguiente reflexión por parte del autor tinerfeño: "Creo que hay un proceso de adaptación continuo. La música contemporánea ha sufrido muchos cambios en las últimas cuatro décadas. Pensemos que el Barroco duró cien años y que, desde entonces, las eras musicales y los estilos que en ellas se han desarrollado se ha ido acortando cada vez más".

La siguiente obra del ciclo sinfónico proyectado por Gustavo Díaz Jerez estará inspirada en La Palma. Su autor no quiere desvelar el título, pero avanza que será "una palabra preciosa que apenas se ha usado, al revés que otros vocablos canarios más difundidos". En cuanto al contenido, tratará "la trágica historia de un grupo de isleños fugitivos que murieron en una cueva a causa del frío".

Defensa del Septenio

Gustavo Díaz Jerez se ha significado como uno de los defensores del Septenio, tan contestado desde varios sectores.

En su opinión, este programa del Gobierno canario responde a "una idea muy buena, que es la de promover la difusión de contenidos culturales y científicos" dentro y fuera de las fronteras canarias. "El único problema", señala, "es que sólo dura siete años, cuando a mi juicio debería extenderse en el tiempo cuanto sea posible. Como en cualquier actividad, puede surgir gente que se conduzca de forma deshonesta, pero también la habrá que actúe con honradez".

Gracias al Septenio, agrega, "daré un concierto junto al clarinetista tinerfeño Cristo Barrios el próximo viernes, en la Konzerthaus de Viena, donde interpretaremos un programa formado íntegramente por obras de autores canarios. Todo lo que sea dar dinero para la cultura y la ciencia me parece bien. Y en este caso -concluye- se trata de sacar fuera lo bueno que produce Canarias, no sólo los plátanos y el turismo".