Un buque arrastrero con base en Marín (Pontevedra), el "Gonzacove uno" capturó accidentalmente un "rarísimo" ejemplar de tiburón duende rosado (mitsukurina owstoni), que se caracteriza por su morro alargado y una boca protráctil.

El animal ha sido donado a la Sociedade Galega de Historia Natural de Ferrol, según indicaron desde la entidad ecologista.

El ejemplar, un macho de 161 centímetros de longitud, entró en las redes del pesquero de forma accidental durante una faena a 400 metros de profundidad en aguas de la plataforma gallega el pasado mes de febrero, y es una de las especies de tiburón menos conocidas por los biólogos marinos.

La singularidad del tiburón llamó la atención de los pescadores, que informaron de su hallazgo a la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (CEMMA) de Galicia, que se hizo cargo del tiburón y lo trasladó a Ferrol.

Esta subespecie de tiburón, de color grisáceo y levemente rosado, se identifica por su morro alargado y muy particular, con una boca protráctil, característica de las especies más primitivas.

Un ejemplar adulto puede alcanzar un tamaño de 4 metros, y el primer tiburón de este tipo del que se tiene noticia se halló en Japón en 1897.

El escualo, que tiene "un gran interés científico", será examinado en la Sociedad Gallega de Historia Natural (SGHN) de Ferrol, donde le extraerán muestras biológicas que permitan obtener más datos sobre el ejemplar y su modo de vida.

Este tiburón pasará a engrosar los fondos marinos del futuro Museo da Naturaleza de Ferrol que impulsa la Sociedad Gallega de Historia Natural, una entidad ecologista que se constituyó en 1973 y que subsiste a partir de las donaciones particulares de sus socios y que cuenta con la mejor colección de huesos de cetáceos y mamíferos marinos de España.

El futuro museo ferrolano, en proceso de traslado desde su anterior ubicación en Amboage, ya cuenta con otro ejemplar de la misma especie, de la que sólo existen 73 registros en todo el mundo, seis de ellos en Galicia.

El anterior tiburón fue recogido casualmente por el mismo buque en 2003 y era ligeramente más pequeño, ya que medía 122 centímetros.

Es una de las piezas más llamativas del catálogo de fondos del museo ferrolano por "su extraña fisonomía".