Al menos siete personas han muerto y otras 46 resultaron heridas en las protestas registradas hoy en la ciudad afgana de Kandahar (sur) contra la quema de un ejemplar del Corán en una iglesia estadounidense, dijo una fuente oficial.

"No se trataba de manifestantes, sino oportunistas que rompieron escaparates de las tiendas y quemaron vehículos en la ciudad", dijo el jefe del consejo provincial de Kandahar, Ahmad Wali Karzai, hermano del presidente afgano.

De acuerdo con testigos, unas 2.000 personas salieron hoy a las calles de la ciudad, la más importante del sur del país, para quejarse por la quema pública de un Corán el pasado 20 de marzo en una iglesia de Florida (EEUU), a manos del pastor Wayne Sapp.

La Policía, que según Karzai todavía intenta dispersar a la multitud, disparó contra los manifestantes, de acuerdo con la versión de varios testigos.

El jefe del Departamento de Salud de Kandahar, Abdul Qayum Pujla, había dicho poco antes que había cuatro muertos y 30 heridos por las protestas, pero precisó que varios de estos heridos estaban bajo tratamiento en estado crítico.

Los manifestantes corearon durante la protesta consignas contra Estados Unidos, al igual que sucedió ayer en otras ciudades afganas, como Zaranj, Herat o Bamiyán.

La protesta más grave del viernes, sin embargo, ocurrió en la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif, donde la multitud asaltó la sede local de las Naciones Unidas y asesinó a siete trabajadores de la organización y cinco civiles.

La acción del pastor Sapp ha desencadenado una ola de condenas entre las autoridades del mundo islámico, entre ellas el propio presidente afgano, Hamid Karzai, quien calificó la quema como un "crimen contra una religión", y pidió un castigo contra el autor.

Diversos analistas ya habían alertado de que la quema del Corán podía causar protestas y algaradas en Afganistán, un país extremadamente inestable y de sociedad muy conservadora, en el que hay desplegados unos 150.000 soldados extranjeros.