Grupos de voluntarios islámicos "Basij" se manifestaron hoy enfrente de la embajada de Arabia Saudí y pidieron al Gobierno que retire los permisos para peregrinar a los lugares santos musulmanes de Medina y La Meca.

Según la agencia estatal de noticias iraní Irna, los congregados, en su mayoría estudiantes de la Universidad de Teherán, se ofrecieron voluntarios para desplegarse en Barein como fuerza de auxilio a la oposición chií.

Asimismo, pidieron que la calle en la que se halla la legación saudí cambie de nombre y pase a denominarse "calle de los mártires de Barein".

La manifestación tuvo lugar un día después de que el diputado iraní, Mahmud Doulat Abadi, pidiera al Ejecutivo romper lo antes posible las relaciones Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos debido al conflicto en Barein.

"En Barein se ha causado un baño de sangre y los opresores están asesinando a los musulmanes, a los chiítas. Matan a los heridos incluso en los hospitales", denunció Abadi, a quien citó la agencia estatal de noticias iraní, Irna.

"¿Qué ha hecho hasta ahora nuestro gobierno?, ¿Es correcto que nuestro pueblo peregrine a La Meca y sirva a su Profeta (la paz sea con él), mientras están asesinando a tantos musulmanes?", se preguntó.

Al hilo de este argumento, el parlamentario recomendó "romper las relaciones lo más pronto posible con Arabia Saudí y Emiratos porque son los responsables del asesinato de los musulmanes, de los chiítas".

El pasado 8 de abril cientos de personas se manifestaron en Teherán frente a la sede de la ONU y a la embajada de Arabia Saudí para protestar contra la represión de las protestas de la oposición en Bareín.

Congregados tras la oración comunitaria preceptiva del viernes, los manifestantes gritaron "muerte al régimen saudí", que hace un mes lideró la entrada de tropas del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para ayudar a los dirigentes suníes de Bareín a frenar las protestas de los opositores, en su mayoría chiíes.

Asimismo exigieron el cierre de la legación saudí en Teherán, frente a la cual se produjeron enfrentamientos entre los manifestantes y la policía.

Tanto el líder supremo de la revolución iraní, ayatolá Ali Jameneí, como el presidente del país, Mahmud Ahmadineyad, han apoyado a la oposición de Barein y condenado la intervención militar liderada por Arabia Saudí.

Irán ha respaldado la mayoría de los levantamientos en el mundo árabe y musulmán, que considera una "ola de despertar islámico" y percibe como una caída del influjo de Estados Unidos y Europa en la zona.

La oposición iraní tilda por ello al régimen de "hipócrita", ya que reprime con extrema violencia las protestas en su propio territorio nacional.