En la Historia del Arte, el escultor vasco Jorge Oteiza ha trascendido por sus obras de arte y ensayos en detrimento de sus proyectos arquitectónicos, que ha reunido de forma pionera Fernando Moral, arquitecto y profesor de IE University, en su libro "Oteiza. Arquitectura desocupada".

Oteiza (Orio, 1908-San Sebastián, 2003) es considerado uno de los artistas claves de la escultura abstracta en España y ha influido en generaciones de artistas y arquitectos, principalmente, a través de sus esculturas y ensayos, explicó Moral en una entrevista con Efe.

"Oteiza. Arquitectura desocupada. De Orio a Montevideo/Oteiza. Disoccupied Architecture. From Orio to Montevideo", editado en español e inglés por la Cátedra Jorge Oteiza de la Universidad Pública de Navarra (UPN), "es el primer estudio que a través de la letra entra en qué es la arquitectura oteizana", dijo.

El ensayo, que va a ser presentado hoy en la sede madrileña de IE University, descubre "la faceta arquitectónica de este visionario vasco que, en la actualidad, está prácticamente olvidada a pesar de que el escultor ha sido uno de los que más han influido en la arquitectura contemporánea", apuntó.

En 1959, Oteiza anunció su abandono de la práctica escultórica cuando estaba en el cénit de su carrera artística tras el Primer Premio de Escultura de la Bienal de Sao Paulo en 1957 y exposiciones en galerías de América.

Ese año supone un cambio de inflexión en la carrera de Oteiza que promueve la idea de una integración de las artes -como en la Escuela alemana Bauhaus- y de la transformación íntegra de la sociedad desde la arquitectura.

El escultor vasco, que fue un autodidacta con carácter visionario y turbulento, quería llevar a cabo "una verdadera transformación de la sociedad", comentó Moral (León, 1975).

La arquitectura es la trayectoria más desconocida del artista vasco. En 1956, Oteiza, junto con el arquitecto Roberto Puig, participó en el concurso del Monumento a José Batlle y Ordónez en Montevideo.

Ni el monumento ni el proyecto se materializaron, comentó Moral. Pero, la mecha de la llama de la arquitectura se encendió en el corazón de Oteiza.

Este seguidor del pintor ruso Malevich, contó siempre con el apoyo de arquitectos para los 25 proyectos que ideó, de los cuales sólo uno, con la colaboración de Néstor Basterretxea, se llevó a cabo: su estudio en Irún o "Casa-Taller de Jorge Oteiza", contó.

En la obra de Oteiza, "el proyecto de arquitectura es total porque incluye creación, formalización y función", es decir, que su concepto arquitectónico iba más allá de la concepción de un edificio sino que promovía un proyecto vital vinculado al lugar y a la construcción, explicó el doctor en Arquitectura.

Moral, que obtuvo la beca de investigación ''Jorge Oteiza'' de la UPN 2005-2007, explicó que a través de documentos inéditos recogidos en el presente ensayo separa y descubre las dos líneas arquitectónicas ''oteizanas'': la social y la estética del vacío.

Para Oteiza, "el arte no cambia la sociedad; la sociedad es cambiada por aquellos que han sido cambiados por el arte" parafraseó Moral.

Desde el punto de vista estético, Oteiza trasladó su teoría del vacío o su "versión más poética, en cierta medida, más sagrada en el sentido artístico" de la escultura a la arquitectura, reseñó.

El concepto de vacío es clave para leer y entender la arquitectura ''oteizana'' y, por lo tanto, el eje y punto de partida de "Oteiza. Arquitectura desocupada".

Un libro que se fragua y vertebra desde el precepto ''oteizano'': "La verdadera transcendencia espiritual de un arte nuevo y original es la verdadera creación estética: la desocupación espacial".