El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, dijo ayer tras reunirse con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que estaban intentando resolver el problema de la deuda griega antes de que termine el mes de junio. "Una reestructuración total" no es una opción válida y nadie se la plantea así que "no la habrá", aseguró el también primer ministro y ministro de Finanzas de Luxemburgo.

De momento hay que esperar el informe elaborado por la Comisión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se espera para el inicio de la semana próxima, explicó a la prensa. La "troika" que componen se encuentra en Atenas en estos momentos para evaluar la situación.

Juncker, que dijo estar "más bien optimista" respecto a la solución del problema de la deuda griega en las próximas semanas, añadió que la eventualidad de que el sector privado se implicase en la resolución de la deuda griega "será examinado con la atención que requiere".

Sarkozy propuso este viernes, durante la cumbre del G8, que se estudiase la posibilidad de que el peso de la crisis griega pudiese ser compartido con el sector privado. El 26 de mayo, Juncker advirtió en Luxemburgo del riesgo de que el FMI denegase a Grecia el próximo tramo del programa de ayuda financiera.

Atenas, confiada

Por su parte, el ministro de Finanzas griego, Yorgos Papaconstantínu, mostró ayersu certeza de que Grecia recibirá en junio los 12.000 millones de euros del quinto tramo de ayuda externa, imprescindible para evitar la quiebra del país.

Papaconstantínu declaró que "el acuerdo con la terna se concluirá con éxito dentro de los próximos días", en referencia al FMI, a la UE y al BCE.

Los expertos de esos organismos, que concedieron a Grecia un rescate trienal de 110.000 millones de euros en 2010, elaborarán un informe los próximos días sobre la eficacia del nuevo programa de austeridad para que Grecia reduzca su déficit desde el 10,5% del año 2010 hasta el 7,5% este año y a menos del 3% en 2014.

También examinan a fondo las medidas por valor de 6.400 millones de euros, en forma de recortes en salarios y pensiones y aumento de impuestos, que el Gobierno debe de aplicar este año para tapar su agujero presupuestario. "A mi me preocupan más los problemas que tendríamos si Grecia no asumiera esas decisiones dolorosas", dijo el ministro.