Con la llegada de las temperaturas estivales se produce un fuerte tirón de la demanda eléctrica, especialmente en las zonas donde más aprieta la radiación solar, debido principalmente a la generalización de los aparatos de aire acondicionado.

Según datos de los expertos, la refrigeración supone uno de los principales consumos energéticos en el hogar, representando un 11% del consumo eléctrico nacional; según estas mismas fuentes, los 3 millones de hogares que en España están equipados con aire acondicionado disparan la demanda de electricidad diaria, en verano, entre las 15 y las 18 horas.

Además del consiguiente susto que nos podemos llevar al recibir la factura eléctrica, estos saltos en la curva de la demanda no son convenientes para el sistema eléctrico, pues implican desarrollar más infraestructuras eléctricas que, en otros momentos del día, están infrautilizadas, con el consiguiente perjuicio, no hay que olvidar, para el medio ambiente.

Revisar el aislamiento

Por todo ello, resulta interesante profundizar en todo lo que, como usuario, se puede hacer para disfrutar de una comodidad como el aire acondicionado en el hogar, evitando el derroche energético.

Lo primero, es adoptar aquéllas pautas que, sin altos sobrecostes económicos, pueden ayudar a rebajar algunos grados las condiciones exteriores de calor extremo. Así, por ejemplo, es importante:

Instalar toldos, persianas y cortinas.

Pintar las paredes exteriores y los techos de colores claros, que reflejan el sol y evitan el sobrecalentamiento de los interiores.

Reorganizar el espacio interior y adecuarlo a los usos, de forma que utilicemos más aquellas estancias más frescas.

Colocar plantas en lugares estratégicos, que nos ayudarán a refrescar el ambiente de forma natural.

Ventilar la vivienda cuando el aire sea más fresco, es decir, a primera hora y a última hora del día.

Un ventilador consume mucha menos energía que un aparato de aire acondicionado o una bomba de calor y es mucho más barato; en muchas ocasiones puede ser la mejor opción.

Estas son algunas medidas sencillas, que se pueden complementar con la instalación de aparatos de aire acondicionado, para lo que habrá que elegir el más idóneo para la estancia que queramos refrigerar.

Para este cometido, resulta de mucha utilidad la base de datos que pone a disposición de todos el Instituto de Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) en su página web, donde se puede encontrar una selección de los aparatos de aire acondicionado más eficientes.

Además de tener en cuenta la clase de eficiencia energética del aparato a instalar, conviene fijarse en el consumo anual de energía (en kWh/año), la potencia frigorífica (en kW), los coeficientes de eficiencia energética para frío (EER) o calor (COP) y el nivel de emisión de ruido (en dBA).

Los mejores

Para saber qué aparato resulta más adecuado, es conveniente conocer, también, las dimensiones y características de las estancias a refrigerar, para elegir el sistema que proporcione las frigorías adecuadas. De forma orientativa, se suele utilizar como valor de potencia necesaria el de 100 frigorías por cada metro cuadrado, es decir, para una estancia de 30 metros cuadrados se necesitaría una unidad que posea 3.000 frigorías. En el caso de estancias acristaladas, habitaciones muy soleadas o áticos, es aconsejable aumentar el valor de referencia hasta 130 frigorías por metro cuadrado.

En cuanto a la tipología, hay en el mercado sistemas compactos y sistemas partidos. Los sistemas compactos son aquellos en los que el evaporador y el condensador están en la misma carcasa. Habitualmente, expulsan el aire al exterior por el condensador. Los sistemas partidos, también conocidos como tipo "Split", están compuestos como mínimo de dos unidades, una exterior y una o varias interiores, conectadas por conducciones frigoríficas. En el caso de varias unidades interiores, con control individual, se conectan a una única unidad externa.

Además, hay que tener en cuenta que existen sistemas reversibles y otros que no lo son. Los sistemas reversibles pueden invertir el ciclo, dando frío o calor, mientras que los sistemas no reversibles sólo dan frío.

A su vez, todos estos aparatos están sujetos al sistema de etiquetado energético que los clasifica de más a menos eficientes, según se marquen con las letras: A, B, C, D, E, F, G, siendo la A la mejor y la G la peor.

Consejos de uso

Si no se es un entendido en la materia, lo más conveniente es dejarse asesorar por profesionales y, una vez instalado, poner en práctica estos sencillos consejos:

Fijar la temperatura de refrigeración a 25º. Reducir un 1ºC la temperatura implica un aumento del 7-8% del consumo de energía.

Asegurarse de que el equipo funciona correctamente mediante un mantenimiento periódico de filtros y conducciones.

Mientras el aire acondicionado esté funcionando, cerrar todas las puertas y ventanas para evitar pérdidas de energía.

Instalar los aparatos lejos de las fuentes de calor y evitar que los aparatos externos reciban directamente los rayos del sol.