El ministro francés de Industria y Energía, Eric Besson, anunció hoy que la próxima semana va a reunir al sector energético para estudiar las consecuencias de la decisión de Alemania de adelantar el apagón nuclear al año 2022, que dice que afectará a Francia "a corto plazo".

Alemania se convirtió ayer en el primer país de la Unión Europea que decide abandonar la energía nuclear a raíz de la catástrofe en la planta japonesa de Fukushima, mediante un acuerdo sellado por la coalición gubernamental para desconectar, lo más tarde en ese año, la última de sus 17 centrales.

El pacto conlleva el cierre inmediato de las siete más antiguas del país -paradas de forma preventiva desde marzo- y de otra con problemas de funcionamiento, así como el mantenimiento en estado de conexión a la espera de las tres más modernas hasta 2022 como plazo máximo, para eventuales emergencias.

Besson afirmó en la emisora "France Info" que el paro inmediato de esas centrales podría afectar a Francia "a corto plazo" porque reduce en cerca de un 10 por ciento la producción eléctrica de Alemania y podría privar a su país de una fuente de importación, en un momento en el que la sequía incrementa las necesidades eléctricas.

"En Francia no podemos ni debemos criticar la decisión alemana porque es soberana, pero tiene efectos considerables para los hogares y las empresas alemanas, y también para Francia a corto plazo", aseguró el ministro en su entrevista.

Besson consideró que no hay que "ser alarmista pero sí mantenerse vigilante", e indicó que el próximo 9 de junio ha convocado a representantes del sector eléctrico para analizar los efectos de la sequía en el país y de la medida emprendida por las autoridades alemanas.

El ministro respaldó igualmente la postura del Ejecutivo galo, que insiste en que esa energía es una solución de futuro y en que París no cambiará su política en ese campo, del que dice que tiene una "competitividad muy fuerte y unos riesgos controlados".